Denuncian que el Estado no tiene interés en que el transporte funcione a GNC

Actualmente existe en el país, toda la infraestructura necesaria desde hace muchos años para hacer masivo el uso de GNC en los motores de los ómnibus y camiones de carga, pero empresarios del sector se lamentaron en diálogo con surtidores.com.ar por el escaso crecimiento de la actividad a nivel nacional.

En este sentido aseguran que, “el gobierno prefiere seguir manteniendo los subsidios al gasoil y a las empresas de transporte, para continuar con el esquema de beneficios particulares que quedan en los bolsillos de unos pocos, en detrimento de la salud, la economía y el medioambiente”.

Con estas palabras, el Presidente de ESIGAS, la empresa de Servicios de Ingeniería en Gas, Víctor Derlich, mostró su descontento ante “la falta de políticas públicas que abran camino a soluciones ecológicas y mucho más baratas para el transporte de personas y de carga”.

Agregó el empresario que “al parecer, la caja del gasoil es mucho más grande que la del gas y por ende, el Estado se niega sistemáticamente a tomar decisiones respecto del desarrollo de nuevas fuentes de combustión, en un país como la Argentina, donde el GNC fue pionero en el mundo”.

Derlich informó que hoy en día “tenemos 18 camiones de gran porte trabajando en el transporte de cargas por todas las rutas argentinas, que recorren en total más de 200 mil kilómetros mensuales propulsados a GNC”, pero advirtió que a pesar de la demostración clara de que el sistema funciona perfectamente, “no llegamos a que las autoridades accionen para reemplazar el diesel por GNC”.

Alegó que “los países del primer mundo entendieron la necesidad de ampliar la matriz energética y favorecer el transporte por GNC, como lo hiciera recientemente de manera pública el mismo Primer Ministro Francés”.

Recordó al respecto, que Francia anunció que intentará poner fin a la venta de vehículos de nafta y diesel en 2040 para mantener el impulso del acuerdo climático de París, porque quiere convertirse 10 años después (en 2050) en un país neutro en carbono, ya que confían en la existencia de soluciones disponibles y en las que los fabricantes franceses están a la altura.