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Expertos en energía analizaron las razones que motivaron los ajustes en el surtidor. Plantean diferencias en el impacto de la demanda: las ventas de naftas caerían menos que en diésel. Vaticinan un escenario adverso para los consumidores.
El lunes las empresas aplicaron un nuevo aumento en sus productos a un promedio del 4 por ciento. En sólo ocho meses crecieron cerca un 40 por ciento y nada hace suponer que baje el ritmo de ahora en adelante, por la inestabilidad que presenta el dólar, que mide el costo del barril de crudo, principal insumo de la actividad.
Jorge Gaimaro, directivo del Instituto Argentino de Energía (IAE) “General Mosconi”, evalúa que “el incremento en los precios de los combustibles líquidos por parte de las empresas petroleras era previsible dado que acompaña la evolución de la tasa de inflación y del tipo de cambio, que impactan directamente en sus costos de producción”.
El especialista menciona que el impacto en la demanda que provocan estas actualizaciones en las estaciones de servicio “habría que diferenciar el comportamiento en las naftas y en el gasoil”.
En este sentido, plantea que “la merma del diesel está muy condicionada por la actividad económica, principalmente ligada a la actividad agrícola e industrial, afectando al sector transporte. En las naftas, en cambio, el comportamiento es más inelástico, aunque el deterioro del poder adquisitivo debido a los altos niveles de inflación termina repercutiendo también en un uso más restringido del automóvil”, explica.
Gaimaro sostuvo su posición: “si bien las ventas de naftas vienen reduciéndose mes a mes, aún en la comparación interanual (año móvil), lo que se observa es una desaceleración del crecimiento y no una caída”.
En tanto, señala que desde el punto de vista del consumidor el panorama para los próximos meses “no es muy alentador”. Anticipa que las empresas deberán readecuar los precios conforme evolucione la economía, en puntual, los precios internos, también el dólar.
“Por otra parte, la oferta local de combustibles está limitada a la capacidad actual y el precio contribuye, en alguna medida, a controlar la demanda. Cualquier incremento excesivo del consumo deberá suplirse con productos de importación con la consiguiente erogación de divisas, que no abundan”, agregó.
De cara a los próximos tiempos, Gaimaro estima que “se mantendrá el ritmo de evolución” en las pizarras, debido a “las dificultades y demoras que se presentan en el frente externo de YPF”, lo que obliga a la compañía a “mantener el flujo de capitales para llevar adelante su programa de inversiones”.
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