La posibilidad de vender combustible en cuotas a través de tarjetas de crédito es una alternativa que muchos consumidores desearían tener, especialmente en un contexto económico donde el precio sigue en aumento. Sin embargo, para las Estaciones de Servicio, esta opción representa un desafío financiero significativo que pone en duda su viabilidad.

Actualmente, cuando un establecimiento realiza una venta de combustible con tarjeta de crédito y en un solo pago, la acreditación de los fondos se concreta a los 5 días hábiles. Esto aplica siempre y cuando el comercio esté clasificado como “Estación de Servicio y boca de expendio“, sea micro o pequeña empresa, o esté a nombre de una persona humana.

En pocos días más las Estaciones de Servicio deberán realizar los cobros con tarjetas frente a los clientes

Para las operaciones realizadas en cuotas en tanto, la acreditación se adelanta a los 2 días hábiles, lo que en principio podría parecer una ventaja. Sin embargo, el verdadero desafío radica en el costo que implica ofrecer esta modalidad de pago.

Es importante destacar que, si bien la venta de combustible en cuotas es una operación factible, no puede adherirse al programa “Cuota Simple“, el cual presenta un costo financiero menor para los comercios. En una simulación realizada, se observa que una venta de $40.000 en combustible bajo este programa generaría un plus de $3.823,60, equivalente al 9,5 por ciento del total.

No obstante, el consultor de Empresas y Organizaciones Cristian Bergmann, advierte que si una Estación de Servicio decide ofrecer la venta en dos cuotas, el costo financiero se acrecentaría notablemente. En el mismo ejemplo de una carga de $40.000, el costo ascendería a $8.976, lo que representa un 22,44 por ciento del monto vendido. “Este incremento puede resultar insostenible para los expendedores, especialmente si no pueden trasladarlo al precio final del combustible”, opina el especialista en diálogo con surtidores.com.ar.

Creció fuerte el uso de las tarjetas y billeteras virtuales en Estaciones de Servicio

Al respecto, Bergmann sostiene que la cuestión clave radica en quién asumirá el adicional. Dado que los operadores no tienen la posibilidad de cargarlo directamente al cliente, la decisión recae en las empresas petroleras. “Estas deberán evaluar si es factible y rentable absorberlo o si prefieren mantener las ventas en un solo pago, limitando así las opciones de financiamiento para los consumidores”, subraya.