Durante sus horas en la playa, los trabajadores a veces se prestan a ciertos descuidos. Suele suceder que a la hora de expender combustible, se cargue nafta en un vehículo gasolero o, viceversa, gasoil en uno naftero.

Cuando esto ocurre, se da lo que en la jerga se denomina “contaminación de tanque”. Y pueden pasar dos cosas: que se detecte el problema antes que el auto se ponga en marcha, y se deseche el combustible a tiempo; o bien que a las pocas cuadras el vehículo se detenga y deba trasladarse en grúa a un taller mecánico por el deterioro que esto ocasiona al sistema de inyección, generando problemas en la parte mecánica y electrónica.

¿Quién tiene la responsabilidad ante este hecho? “Siempre el cliente va a decir que la equivocación estuvo en el playero y el playero que fue culpa del cliente”, anticipa Luis Navas, asesor legal de la Asociación Estaciones de Servicio (AES).

Más allá de que el desacierto haya sido del operador o si el cliente fue quien le dio una instrucción errónea, Navas cuenta a surtidores.com.ar que es la Estación de Servicio la que debe hacerse cargo, sea del desecho del combustible o el daño del vehículo.

“El cliente nunca tiene la responsabilidad”, asegura el abogado, y señala que el playero tampoco debe hacerse cargo con su patrimonio, sino que es la expendedora la que asume pérdidas. “Pero eso no quita que después el trabajador no tenga alguna sanción”, advierte.

Navas explica que si bien la responsabilidad no tiene un tratamiento sistemático en el Código Civil, el Artículo 1753 lo define explícitamente en este caso.

Señala “responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas”.

Y agrega: “La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente”.

¿CÓMO EVITAR LA CONTAMINACIÓN DEL TANQUE?

Navas comenta que los automóviles modernos tienen en la tapa de su boca de carga una leyenda que indica con qué combustible funcionan. “Si el playero tiene la precaución de fijarse se puede dar cuenta, aunque habitualmente en el trabajo diario esto se puede pasar por alto”, justifica.

Lo recomendable es que el trabajador tome la precaución de leer instrucciones, o bien preguntarle más de una vez al conductor qué combustible es el que desea cargar.

Pero, en ese sentido, Navas hace una observación. Señala que hay banderas que utilizan el mismo nombre para denominar tanto a las naftas como al gasoil: el caso de Infinia en YPF; y Shell con su V-Power. En estos casos los playeros tienen que estar mucho más atentos.

Por otra parte, el asesor de AES explica que si el Gobierno quiere podría resolver este problema por regulación, de una vez y para siempre. “Si la Secretaría de Energía sacara una norma diciendo que el pico de carga del gasoil debe ser de mayor diámetro que el de la nafta, esto se soluciona, aunque las terminales automotrices también deben adecuarse”, propone Navas.

Indica que, si esto se aplicara, el pico gasolero no podría ingresar a un tanque naftero y un pico naftero quedaría con demasiado espacio libre en una boca de carga de gasoil, lo que llamaría inmediatamente la atención del playero.

Cuenta que en otros países esta mecánica ya funciona, como en Estados Unidos. Sobre todo porque allá la carga es mediante la modalidad “self service” (autoservicio) y el error podría ser más frecuente.