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Están preocupados por el incremento de las naftas y gasoil en el surtidor y su incidencia en el costo de los productos de la canasta básica de alimentos. En este contexto proponen que YPF sea la empresa que lidere el mercado, orientando los precios hacia abajo
El Ministro de Economía, Axel Kicillof, acordó con las empresas petroleras un nuevo incremento en las estaciones de servicio del 6 por ciento, como paliativo para compensar los efectos de la devaluación de la moneda. Con estas modificaciones hay provincias donde la nafta súper, que es la más requerida en la plaza, se cotiza por encima de los 12 pesos el litro, lo que representa un 50 por ciento más que hace apenas un año.
En este contexto, Héctor Polino, titular de la asociación de defensa de los consumidores, “Consumidores Libres”, plantea la necesidad de controlar los valores al público, utilizando como ancla a YPF. “La alternativa sería que YPF, que es estatal, con una participación de más del 54 por ciento, regulara los precios hacia abajo, transformándose en una empresa testigo, no Shell u otras multinacionales”, sugiere.
El ex Diputado Nacional sostuvo su postura: “se calcula que los combustibles tienen una incidencia en la estructura de costos de los alimentos y artículos de limpieza en promedio de un 35 por ciento”. Y agregó: “los aumentos aceleran la inflación, sobre todo porque el 90 por ciento del transporte de carga se realiza a través del camión”.
Por eso recomienda a las autoridades encargadas del área estimular la utilización del ferrocarril de cargas en la comercialización de cereales y otros productos de la economía. De esta manera se reduciría la necesidad de importar gasoil y a la vez bajaría la presión interna de las referencias internacionales, permitiendo al país obtener una mayor independencia energética.
De todas maneras, ésta no parece ser la opción que eligen a nivel nacional. La industria del ferrocarril quedó obsoleta en los años 90 y desde ese entonces no hubo medidas que estimularan la inversión, al igual que en los trenes de pasajeros que todavía siguen en funcionamiento con grandes limitaciones de infraestructura vial.
Además, el Gobierno apunta a explotar los recursos no convencionales de Vaca Muerta y de esa manera sostener el creciente consumo que presenta el mercado. Desarrollar este programa llevará al menos diez años y está previsto que sea el usuario quién lo financie con ajustes de precios.
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