Si bien en agosto la presidenta Cristina Fernández aprobó la adecuación y ampliación de la traza provisoria del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA) que llevará gas natural desde el este de la provincia de Salta a las provincias del noreste argentino, Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y norte de Santa Fe, falta una brecha importante de tiempo para ver estaciones de GNC en esa región del país. Con este proyecto en espera, el GLP se hace un lugar con sus ventajas económicas, en la lucha por meterse en el nicho de los combustibles alternativos.

En Chaco, Resistencia, existe una boca de expendio que incluso abastece a buena parte de la Mesopotamia, y una expendedora en Iguazú, cerca de las Cataratas, aunque esta con expendio cerrado, utilizada para suministrar el combustible al tren que recorre el parque nacional.

Sin embargo el GLP quiere hacerse lugar de a poco y se espera la inauguración en las próximas semanas de una estación abierta al público, la segunda del país, en la ciudad de Corrientes. Y a esta se le suma la iniciativa de instalar una estación similar en Posadas para fin de año, y de la mano va un proyecto para que los taxis locales puedan abastecerse de dicho combustible. Hasta se habla de obtener gas desde Brasil para transformarlo en GLP, aunque sólo son proyectos.

Las ventajas del GLP respecto a la nafta son innumerables: desde su precio –cuesta dos pesos el litro y su rendimiento es muy superior gracias a su alto poder calórico según opinan sus impulsores-, hasta su contribución ambiental. Este combustible reduce la contaminación ya que prácticamente no emite partículas en la combustión, los coches que lo utilizan son silenciosos, reduce la generación de ozono troposférico y ninguno de sus componentes está clasificado como gas de efecto invernadero.

Alberto Osso, coordinador de GLPA en la Secretaría de Energía, comentó que la resolución 131 del 2003 abrió la puerta al uso masivo del gas licuado de petróleo, ya que antes su aplicación estuvo prohibida. A partir de ese año las productoras de hidrocarburos también comenzaron a ver a ese combustible como una alternativa capaz de generar rentabilidad a futuro, y algunas petroleras lo utilizan para abastecer a su propia flota.