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La Secretaría de Energía presentó el “Plan Nacional de Transición Energética al 2030”, en el cual se establecen las pautas de consumo hacia la próxima década. El GNC se proyecta como uno de los motores del cambio.
La Secretaría de Energía elaboró el “Plan Nacional de Transición Energética al 2030”, el cual mediante un enfoque conjunto y articulado, contempla diferentes campos de acción y medidas para avanzar hacia un nuevo escenario más ecológico y sustentable en pos de mejorar la calidad de vida de la población.
Con el objetivo puesto en el autoabastecimiento mediante la utilización plena de los recursos energéticos más abundantes, disponibles y valiosos, el informe destaca el uso del gas natural que dispone nuestro país para poder reemplazar combustibles líquidos en el ámbito local y generar saldos exportables a la región y al mundo.
En este sentido se analizó que la demanda de combustibles, especialmente naftas y gasoil, crecerá un 2,3 por ciento anual hasta 2030, en un contexto donde el corte de biodiesel trepará al 12.5 por ciento y el de bioetanol 15 por ciento, con una fuerte presencia además del hidrógeno en la canasta de energéticos.
Pero quizás uno de los datos más relevantes es la creación de mercados vinculados al GNC y GNL para uso final en el sector de transporte. “El sector del transporte presenta grandes desafíos para su descarbonización, dada la dificultad para llevarla a cabo, especialmente el transporte de larga distancia. La adopción de GNC y GNL como combustible alternativo es de gran interés puesto que permite seguir utilizando la infraestructura actual y los vehículos apenas tienen que sufrir modificaciones”, establece el documento.
De esta manera, se proyecta que el parque automotor a gas crezca a 5,3 millones de vehículos hacia el final de la década, con una participación en el 27 por ciento del total, incluyendo la conversión a GNC de los buses de corta distancia.
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