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Era la segunda vez en el día que dos motochorros intentaban asaltar el mismo comercio. Los playeros se defendieron y los ladrones fueron detenidos. Uno de ellos había trabajado en la estación de servicio varios años atrás. Los empleados no quieren trabajar de noche.
Un delincuente fue desfigurado a golpes luego de intentar asaltar por segunda vez una estación de servicio, en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. El hecho ocurrió cerca de las dos de la madrugada de este sábado en la YPF ubicada en la esquina de Alem y Florida, perteneciente a la empresa Petroeste. Fue uno de los playeros que se encontraba trabajando quien, luego de ser atacado por el ladrón, respondió a los golpes y evitó el robo.
“A las 2:10 entró la moto Yamaha azul y llamé a mi compañero porque le ví cara de conocido. Cargó 130 pesos de nafta y me dijo: ‘Ahí viene mi compañero y te paga“, le contó Matías, el empleado, al diario Clarín.
A sus espaldas se apareció el otro delincuente, que lo amenazó con un cuchillo y le pidió la billetera. Matías se resistió, hubo un forcejeo y los motochorros escaparon sin concretar el robo.
El joven llamó a la Policía y realizó la denuncia en la comisaría 2° de Bahía Blanca. Allí supo por los propios uniformados que los mismos ladrones, después del intento fallido, fueron a robar a otra estación de servicio, una Shell ubicada a dos cuadras. Allí tuvieron mejor suerte y se llevaron 380 pesos.
Sin embargo, el raíd delictivo no terminaría ahí. Porque a las seis de la mañana volvieron a la YPF. Uno se quedó en la moto y el otro se bajó, entró a una oficina y amenazó a los cinco empleados con un revólver calibre 22 largo. Uno de los empleados lo reconoció, porque hace varios años había trabajado en esa estación de servicio.
“Tomó la billetera (de uno de los empleados) y salió corriendo, pero otro compañero que estaba atendiendo afuera, en el sector de GNC, le dio una patada. Ahí se le cayó el arma. El asaltante se le colgó del cuello y lo lastimó a mordiscones. Entonces vino otro playero y le pegó tres piñas. Después yo le di varias trompadas en la cara hasta que se quedó sin reacción“, relató Matías.
Después de la paliza, el delincuente fue detenido y llevado a un hospital para que se le realizaran curaciones. Luego fue llevado a la seccional 1°, donde quedó detenido. Según fuentes policiales, el revólver que usó tenía una bala en la recámara y estaba “apto para funcionar“.
“Hace un mes que venía robando en las estaciones de servicio de la zona. Le venía saliendo bien. Nosotros nos hartamos y reaccionamos“, justificó el playero, aunque admitió estar “arrepentido” y reveló que su familia le reprochó lo que hizo. “Mi viejo no quiere que siga estando en el turno noche. Espero que al ladrón lo mantengan preso al menos hasta que yo cambie el turno“, dijo Matías.
Desde el gobierno deben dar ejemplo de cultura, dejando de robar y dejando actuar a la Justicia para que pueda reprimir a funcionarios que delinquen, porque son malos ejemplos de conducta e impunidad. La familia tiene miedo de represalias -con razón-, por cuanto estos delincuentes salen en libertad poco tiempo después y en la cárcel existe una “escuelita” donde lejos de aprender cosas útiles, se “especializan y vuelven más violentos y avezados en su carrera delictiva. Los presos deberían trabajar, está comprobado que quienes trabajan mientras están detenidos para pagarse su mantenimiento y en tanto aprenden oficios, se reinsertan con más facilidad en la sociedad. En las escuelas, desde la infancia, se deber enseñar cultura del trabajo y el esfuerzo como forma de salir adelante.
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