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Aunque en Paraguay los combustibles son hasta un 15 por ciento más baratos que en ciudades fronterizas argentinas como Clorinda o Foz de Iguazú, los clientes de Estaciones de Servicio locales no cruzan la frontera exclusivamente para cargar.
En otra época, no muy lejana, las Estaciones de Servicio del norte argentino se convertían en verdaderos polos de atracción para brasileños, paraguayos y uruguayos que cruzaban la frontera para llenar el tanque a mitad de precio. Hoy, ese escenario quedó atrás. A pesar de que, según el propio presidente de Petropar, Eddie Jara, los precios de los combustibles en Paraguay son un 15 por ciento más bajos que en ciudades argentinas limítrofes como Clorinda, el movimiento de consumidores argentinos en el exterior prácticamente desapareció.
La explicación hay que buscarla en el nuevo mapa energético regional. La liberalización de precios que emprendió la Argentina, con aumentos que llevaron los valores de los surtidores a niveles similares al promedio de los países vecinos, desactivó el viejo incentivo que durante años hizo que los extranjeros recorrieran kilómetros para aprovechar la diferencia. “Hoy el precio es prácticamente parejo en toda la región. Eso cambió el juego”, reconocieron desde el sector.

Pero hay un fenómeno aún más interesante: a pesar de que cargar en Paraguay puede ser más barato, muchos argentinos eligen no hacerlo. Faruk Jalaf, presidente de la Cámara de Expendedores del NEA, lo explicó claramente en diálogo con surtidores.com.ar: “Un 15 por ciento de diferencia no es incentivo suficiente para que los argentinos crucen la frontera exclusivamente a cargar combustible”.
Lo que sí se ha multiplicado en el último tiempo, según admitió el dirigente misionero, es el cruce a Paraguay y Brasil para hacer compras de todo tipo: desde alimentos hasta electrodomésticos. “En ese contexto, puede pasar que aprovechen para cargar allá antes de volver. Pero en la mayoría de los casos, los consumidores argentinos siguen prefiriendo los combustibles locales”, aclaró Jalaf.
¿Por qué? La respuesta se repite en boca de estacioneros y usuarios: confianza. “Existe una convicción extendida entre los clientes nacionales de que la nafta argentina es de mejor calidad y más confiable que la de los países limítrofes”, sostuvo el referente misionero.
Ese plus simbólico, reforzado por las promociones, los programas de fidelización y las apps de descuentos que ofrecen las principales petroleras del país, termina inclinando la balanza. “Hoy, el consumidor argentino no sólo mira el precio. Valora la calidad, la seguridad del producto y también los beneficios acumulables. Eso deja atrás un incentivo oportunista como una diferencia de pocos pesos por litro”, explicaron desde una cadena de estaciones del litoral.
El contraste con otras épocas es notorio. Antes, cuando la brecha de precios llegaba a ser del 50 por ciento o más, las estaciones de frontera sufrían largas colas de autos con patentes extranjeras. “Era una postal común ver a los brasileños y paraguayos atestando los surtidores de Misiones y Formosa. Hoy eso ya no ocurre”, concluyó Jalaf.
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