A contramano de lo que ocurre en el país, la industria del Gas Natural Comprimido arrancó el año con buen nivel de ventas, registrando un total país de aproximadamente 14.000 colocaciones durante el primer mes. Tomando estas referencias de mercado la proyección anual indica que se alcanzaría a superar 168.000 transformaciones en todo 2014, y si bien ya es una cifra superior a la del período anterior, en el sector consideran que será aún más alta.

Horacio Magraht, vocal de la Cámara Argentina de Productores de Equipos Completos de Gas y Afines (CAPEC) asegura que “las conversiones van a aumentar más a lo largo del año, cuando la gente evalúe alternativas para ahorrar en combustible”. El año pasado se instalaron 140.000 sistemas de inyección, número nada despreciable, pero destaca que “hay muy buenas expectativas para 2014”.

Luego de la devaluación, los equipos de tercera generación pasaron a costar en promedio 7.000 pesos, dependiendo de la capacidad del tubo que se instale, mientras que los de quinta generación, los más modernos y sofisticados existentes en la plaza, oscilan en los 12.000 pesos. En menos de un año un automovilista recupera la inversión; a partir de ahí es todo beneficio para el usuario.

Los aumentos de los combustibles están motivando consultas a los talleres, siendo superiores en más de un 50 por ciento respecto de 2013. Este interés, suponen, se irá transformando en nuevas colocaciones, sobre todo porque los combustibles líquidos subieron más de un 40 por ciento en 2013 y se espera un porcentaje similar para este año. “Hoy un usuario de gas ahorra 8 pesos por litro en comparación con la nafta súper”, resaltó Magraht.

En la actualidad el 70 por ciento de los equipos que se instalan son de quinta generación. Esto se explica  por los avances tecnológicos que alcanzaron los productores, lo que ha permitido competir con las naftas y gasoil, seduciendo al nuevo parque automotor.

El sistema de conversión a GNC consiste en un kit de inyección de gas para motores de combustión interna del tipo multipunto. Introducen el volumen de combustible necesario en cada cilindro, justo en el momento en que abren las válvulas de admisión, de un modo secuencial evitando la acumulación de gas en el múltiple de admisión y en consecuencia el efecto siempre latente de una contra-explosión.