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La áspera actividad de los trabajadores petroleros en los yacimientos de la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia es expuesta con crudeza en "Boca de pozo", una película de Simón Franco que protagoniza Pablo Cedrón y que llega a salas locales.
“La película narra un problema universal, porque el protagonista tiene todo lo que quiere pero no es feliz. Eso es un poco a causa del capitalismo, que nos lleva siempre a buscar la felicidad en lo material y en los excesos, generando una pulsión hacia el consumo. El hombre de hoy está profundamente insatisfecho y siempre necesita estas vías de escape“, afirmó su director Simón Franco.
El nuevo largometraje del director de “Tiempos menos modernos“, que tuvo una primera proyección en el 10mo. encuentro cinematográfico Pantalla Pinamar, sigue durante varios días las dramáticas vivencias y circunstancias personales de un “boca de pozo“, tal como les llaman a los operarios que se ocupan de hacer las perforaciones en los yacimientos petrolíferos.
Oriundo de la provincia de Neuquén, Franco es hijo de un trabajador petrolero y vivió durante años en Comodoro Rivadavia, por lo cual tuvo acceso de primera mano a la forma de vida de estos trabajadores, que generalmente son muy bien pagos, pero llevan una vida de consumo exagerado, dilapidando todo su salario en pocos días.
Con la intención de hacer “una película seca” que reflejara la hostilidad del ambiente que rodea al trabajo del petróleo, el director eligió narrar la historia de Lucho (un sorprendente Pablo Cedrón, en uno de sus pocos papeles protagónicos en cine), uno de esos operarios que sufre una crisis de identidad que se refleja en los excesos a los que se entrega.
Para Lucho, el día a día en el pozo petrolero es cada vez más agobiante, y esa pesadez existencial se expande a la relación tirante que mantiene con su esposa (Paula Kohan), al vínculo con una madre a la que ve poco y nada y a los encuentros ocasionales que mantiene con la prostituta (Ana Livingston), de quien se está enamorando.
Franco sostuvo que la idea de la película -cuyo guión escribió junto a Salvador Roselli– surgió cuando estaba filmando su largometraje anterior en Comodoro Rivadavia, ya que “me entusiasmó la problemática de los petroleros que trabajan en las bocas de pozo”.
“Al principio la película tenía un tono más tragicómico, pero poco a poco fue virando hacia un drama mucho más seco. Quería ser muy respetuoso con todo lo que sucede en Comodoro Rivadavia, tratando de reflejar las cosas tal cual son“, señaló el cineasta, que contó con el apoyo de YPF para filmar en un auténtico yacimiento.
“Desde el vamos, la idea era contar la vida de un boca de pozo y el marco hostil del contexto patagónico. No queríamos subrayar ni marcar nada, sino ser sutiles y mostrar el mundo del protagonista mientras él va avanzando en su viaje interior. Por eso la cámara siempre lo está siguiendo mientras avanza“, explicó.
El director sostuvo que los trabajadores petroleros “suelen sufrir problemas de alcoholismo, de adicción a las drogas y de consumo de prostitución. Ellos cobran mucho dinero pero en general lo gastan en muy pocos días en vicios y cosas superfluas. Quería mostrar esta realidad de la gente que vive en el sur del país“.
El personaje que interpreta Cedrón también está en un pozo emocional, ya que además de vivir 15 días internado dentro del yacimiento, manipulando todo tipo de caños en una tarea difícil y peligrosa, “se entrega a un consumismo bestial, que de algún modo representa la tensión que viven esos lugares“, concluye Franco.
Hola como estas me yamo Jorge Antonio Campos soy oficial Molero soy de Neuquén barrio los polvorines Pilar 66 me gustaría trabajar junto a ustedes
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