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Claudio Molina, director ejecutivo de la AABH, afirmó que es hora que la Secretaría de Energía haga acatar la normativa: “Las petroleras y los productores asumen compromisos que muchas veces no pueden concretar”, alertó.
El abastecimiento de combustibles en las Estaciones de Servicio nuevamente tuvo complicaciones en diversos puntos del país en el transcurso de las últimas semanas, hecho que alertó al sector ante la posibilidad de contar con cupos de venta al igual que el 2022.
En aquel entonces se oficializaron nuevos precios y cortes obligatorios de los biocombustibles, principalmente del biodiésel para incrementar el volumen disponible de gasoil grado 2 (común) y grado 3 (premium). Alternativa que podría volverse a dar si se repite la misma situación en el corriente año.
Ante ello, el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina, conversó con surtidores.com.ar y explicó por qué no se suman más porcentajes de bioetanol y biodiésel en la nafta y el gasoil, respectivamente para reducir la escasez de producto en las bocas de expendio del país.
“Las petroleras tienen una mejor visión relativa del bioetanol que del biodiésel. El primero mencionado tiene un componente de octanaje que le aporta a las naftas que juega a favor, sumado a que es la fuente más barata, dado que si no lo usan deben utilizar otros aditivos más caros. Mientras que en segundo, se aumentó el corte transitorio por causas de fuerza mayor”, explicó.
“A ello se debe agregar que para este último se fija un contenido que luego los refinadores no cumplen, por lo que es hora que la Secretaría de Energía haga acatar la normativa tanto para ellos como para los productores de biocombustibles que asumen compromisos que muchas veces no pueden concretar”, añadió.
Cabe recordar que en la actualidad, el contenido del bioetanol en las mezclas con nafta alcanza a un 12 por ciento, y su oferta deriva de la producción azucarera y de la industria que transforma el maíz. En tanto que la obligación nacional de corte del biodiésel es del 7,5 por ciento y el aceite utilizado proviene de aceites vegetales, sobre todo por el lado de la soja.
Aunque según explicó el especialista, diversos factores influyeron negativamente en el suministro de tales elementos, desde la sequía dada en más de la mitad del país por la cual se dejaron de percibir ingresos millonarios por las pérdidas en trigo, maíz, soja y sorgo, además de la ganadería, hasta la fijación del denominado “dólar soja”.
“Por el lado del biodiésel, el aprovisionamiento de aceite atraviesa un período complicado desde que el Ministerio de Economía fijó ese tipo de cambio diferencial, ya que generó imperfecciones en el mercado. Mientras que la sequía también provocó estragos en el agro y se notó mucho en la debilitación de la oferta de la caña de azúcar que, en períodos climáticos normales, podría permitir el la mezcla del 6 por ciento elaborado con ese producto, previsto en la ley N° 27640”, detalló Molina.
De todos modos, el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles planteó que se requiere una mirada a futuro y adelantarse a lo que pudiera pasar en los próximos meses con el abastecimiento de combustibles en las Estaciones de Servicio, en pos de evitar la experiencia del año pasado.
“En la medida que la Secretaría de Energía no ceda ante los intereses de los que están en contra de los biocombustibles, se darán pasos importantes”, manifestó finalmente.
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