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Crecen los delitos – y la violencia - en las bocas de expendio, a pesar de que los expendedores de combustibles toman medidas de prevención como la adquisición de cámaras de vigilancia o retirar el efectivo. En el interior hay operadores que rotan para no abrir durante la noche, el momento de mayor riesgo
La inseguridad en las estaciones de servicio sigue a flor de piel. Los robos se dan cada vez con mayor frecuencia, al punto de que los empleados reconocen a ladrones que a los días de haber concretado su cometido vuelven al local como clientes, con el objetivo de abastecerse. La inacción policial y de la justicia garantiza la impunidad y estimula el miedo de los trabajadores.
Martín Chada, presidente de la Cámara de Expendedores de San Luis, graficó con una frase la situación que atraviesa la actividad: “la billetera del playero termina siendo una especie de cajero automático”. En general aclara que se trata de robos insignificantes, lo recaudado por la venta a contados clientes, ya que es modalidad de los operadores depositar el efectivo al reunir una suma de dinero considerable.
El empresario señala que se hace difícil encontrar soluciones al problema que no impliquen una pérdida importante de la rentabilidad y que sean realmente efectivas. Chada reconoce que los sistemas de transporte de caudales son una alternativa, pero plantea que representan un nuevo gasto que no todos los operadores están en condiciones de asumir.
“La mayoría de las estaciones está cubriendo con adicionales de seguridad de la policía o empresas privadas durante los horarios más complejos y cuentan con circuitos cerrados de TV por cámaras”, mencionó. En relación a las lentes de vigilancia explica que “es algo cuya eficacia probatoria no es muy alta y en todo caso si la tuviese sirve para el después y no para la prevención”.
En Rosario, Santa Fe, en apenas dos meses se registraron 40 asaltos, de acuerdo a las estadísticas de la Cámara de Estaciones de Servicio, Garajes y Afines (Cesgar), lo que motivó un cese en la comercialización hacia finales de 2013 y medidas por parte de las autoridades locales.
En el interior del país, principalmente en las pequeñas localidades, los estacioneros se ponen de acuerdo para rotar y colgar las mangueras por la noche, dejando puntos abiertos para que los vecinos puedan conseguir combustible. De esta manera bajan los costos operativos y los riesgos de sufrir situaciones de violencia.
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