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En poco tiempo se inaugurarán tres destilerías: la de Pro Maíz –empresa constituida por Aceitera General Deheza y Bunge (AGD)- en Alejandro Roca, Córdoba; otra de Diaser, en San Luis; más una de ACA BIO, en San Luis. Aseguran apenas entren en funcionamiento las nuevas plantas se podrá incrementar la mezcla
El consultor en agro negocios y Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina, señala que “estas tres destilerías que procesarán cereales, fundamentalmente maíz, se suman a la de Bio IV, inaugurada en agosto del año pasado en Río Cuarto, Córdoba, y a la de Vicentín, que fue puesta en marcha en diciembre del año pasado en Avellaneda, Santa Fe”. En total, resalta, “hay once plantas que elaboran Bioetanol, con una capacidad de producción agregada de 832.000 m3 anuales”.
El experto indicó que actualmente la producción alcanza para cubrir el 5 por ciento de contenido de bioetanol en las naftas, tal como exige a las petroleras la Secretaría de Energía. Incluso, destaca que “en el corto plazo la oferta estará lista para que dicho corte se incremente”.
De acuerdo a los registros actuales de consumo de naftas en el mercado interno, Molina estima que la producción de Bioetanol necesaria para mezclar las naftas a un 10 por ciento es de 800.000 m3, valores alcanzables de acuerdo a la capacidad instalada de la industria.
“Hay que tener en cuenta que la demanda de naftas viene creciendo a tasas asiáticas en los últimos años”, plantea. Sumar volumen al mercado puede contribuir al abastecimiento en las estaciones de servicio. Por eso, destaca que “es bueno contar con un programa de inversiones en destilerías de bioetanol como el existente”.
De todas maneras, apunta que “las principales amenazas a la industria radican en la visión anti-biocombustibles de un grupo de funcionarios del Gobierno y en las empresas que conforman la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA)”, que salvo excepciones, Molina advierte que “son renuentes a homologar” una participación del Bioetanol y Biodiesel del 10 por ciento.
“Resulta paradójico que las mismas automotrices homologuen hasta E25 en Brasil y B30 en los países miembros de la Comunidad Europea, mientras toman esta actitud en Argentina”, criticó. “Ni la diferencia en temperaturas medias, ni las distintas materias primas empleadas en la producción de biocombustibles, justifican tanta disparidad”, refutó. “Las empresas temen ver incrementados significativamente sus costos en atención de garantías en nuestro país, aunque no queda claro que cuentan hacen, considerando que dichos costos han sido afectados en los últimos tiempos en Argentina por los efectos de la proliferación de combustibles minerales de calidad inferior a la que establecen las normas en vigencia”, mencionó.
El especialista en Biocombustibles plantea que “es cierto que tienen que hacer algunas inversiones para implementar E10 y B10 y que existen problemas logísticos, en medio de la especial situación económica y financiera que se registra en Argentina, pero me da toda la impresión que los funcionarios de las automotrices que tienen poder de decisión en la materia están más influidos por el miedo al cambio que por otra cuestión”.
Molina resaltó los avances de Shell en otras partes del mundo, como en Tailandia, donde ofrece E20, y en Australia, B20. “Paradójicamente, la YPF nacional y popular tiene una visión distante en general”, compara. En tanto, dijo que ”no hay que olvidar también que las petroleras prefieren, salvo excepciones, incorporar MTBE y/o ETBE a las naftas, en lugar de bioetanol”. Y agregó: “esta es una cuestión estratégica que no puede ser soslayada en estos momentos, tampoco la cuestión logística, aunque claro está, el efecto está sobredimensionado por los detractores de los biocombustibles”.
Por haber participado de reuniones importantes en el sector, advierte que “algunos funcionarios relevantes del Gobierno, del área de Economía e Industria, sobredimensionan el debate alimentos vs. Energía”, como así también la existencia de reservas no convencionales de petróleo y gas para doscientos años –según expresan- en relación a los precios relativos de los biocombustibles. “Quieren terminar con los biocombustibles en Argentina”, denunció.
“A la luz de lo que viene ocurriendo con la industria de biodiesel, hay que estar alerta, parece que han tenido éxito en su prédica dentro del Gobierno. Pero siempre que pensemos en desarrollos de biocombustibles, hay que mirar a largo plazo y esa mirada es la que trae esperanzas, porque no hay mal que dure cien años. Seguramente todo va a pasar y lo bueno va a quedar, allí entonces están y estarán los biocombustibles”, se esperanzó el titular de la AABH.
Molina considera que “si se mantienen las reglas de juego, las perspectivas del sector son buenas”. Evalúa que “las principales amenazas radican en la visión anti-biocombustibles de un grupo de funcionarios del Gobierno, muy distinta a la de otros que permitieron el desarrollo del sector en nuestro país, como la del ex Presidente, Néstor Kirchner, y todos los funcionarios que crearon el Programa Nacional de Biocombustibles-, como así también en la operación conjunta que hoy se presenta en contra de este desarrollo por parte de algunas compañías petroleras y automotrices”.
“Pese a quien le pese, los biocombustibles llegaron para quedarse en Argentina y contra sus buenos fundamentos, las actitudes mezquinas y cortoplacistas de algunas personas, por más poder o peso relativo que ostenten, aunque hagan mucho daño ahora, no triunfarán a largo plazo”, concluyó.
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