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Con su puesta en marcha el año próximo, podría zanjarse la diferencia entre Estaciones de Servicio de contrato firme y de aquellas que deben dejar de expender el combustible gaseoso cuando la demanda lo requiere.
Altas fuentes de ENARSA confiaron a surtidores.com.ar que uno de los objetivos de la mega obra gasífera es contribuir a un nuevo paradigma que modifique los futuros contratos de aprovisionamiento.
“Si los planes que se esperan alcanzar con el nuevo gasoducto se concretan, se puede llegar a pensar en una reformulación futura de los acuerdos de abastecimiento de gas a las Estaciones de Servicio que hoy son de características interrumpibles”, valoró el funcionario consultado.
En ese sentido calculó que para fines del año 2023 el gasoducto estaría en condiciones de inyectar al sistema de consumo un 25 por ciento más de la oferta actual que tiene la Argentina a nivel interno.
“Esto significaría 40 millones de m3 diarios que se sumarían a los actuales 160 millones que se reparten entre todos los tipos de usuarios, entre los que se encuentran las expendedoras de GNC”, agregó.
Ante la pregunta de este medio sobre si con el gasoducto Néstor Kirchner podría zanjarse la diferencia entre Estaciones de Servicio de contrato firme y de aquellas que deben dejar de expender GNC cuando la demanda lo requiere, la respuesta fue afirmativa.
“Hay que tener en cuenta de que la obra va a permitir ampliar la capacidad de transporte de gas de manera estratégica de acuerdo a los planos del proyecto, por lo que llegará a proveer las redes de TGN como TGS”, expresó.
Por ello también se mostró confiado en que se abrirán las posibilidades concretas de desarrollar nuevas bocas de expendio de GNC en cualquier lugar del Territorio Argentino, como ser las provincias que hoy no cuentan con el servicio, tales como Chaco, Corrientes y Misiones.
Vale destacar que las autoridades señalaron que quieren poner en operación la primera etapa del ducto con financiamiento público a mediados del próximo año para poder incrementar la producción y el despacho desde los campos gasíferos de la cuenca neuquina.
A su vez, esto permitiría sustituir el gas natural y el GNL, cuya importación representa una fuerte erogación de divisas para el tesoro nacional.
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