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¿Cómo fue ese proceso? Una industria de gran riesgo y rentabilidad que goza de importantes subsidios. El litro de nafta súper se ubica por encima de los 13,50 pesos promedio a nivel país, lo que representa 1.45 dólares, considerando el que cotiza el Banco Central.
Estimar el valor real del litro de las naftas y gasoil en nuestro país en un contexto distorsionado como el actual, donde el petróleo crudo se paga 77 dólares, mientras en las plazas de referencia permanece por debajo de 45, no es tarea sencilla, admite Gerardo Rabinovich, Directivo del Instituto Argentino de Energía (IAE) “General Mosconi”.
Actualmente, Argentina ofrece los productos más onerosos a nivel internacional ¿Cómo se alcanzó esta situación? Como todos los procesos de esta industria, llevó tiempo. El punto de inflexión se ubica en la expropiación de las acciones del Grupo Repsol, momento en que el Estado posicionó a YPF como promotora en la exploración de hidrocarburos no convencionales.
Para lograr el objetivo de avanzar con Vaca Muerta, el reservorio de shale, necesitó de recursos, que por falta de financiamiento local y externo, encontró la solución en los consumidores. “Se invirtió la política del kirchnerismo de los primeros años y por lo tanto estamos con los precios más altos de la región”, resumió Rabinovich ante la consulta de surtidores.com.ar.
“En el resto del mundo, salvo en algunos países que son exportadores de petróleo, como Venezuela, el costo del barril se traslada directamente al surtidor; en Argentina, en cambio, en vez de aplicar la baja, mantuvimos el precio en alza”, sostiene Rabinovich.
Y agrega: “hicimos una política contracíclica inversa: en lugar de proteger al usuario protegemos a la industria”.
Si bien reconoce que el sector puede requerir de impulso por parte del Estado, para no interrumpir inversiones, el experto se hace una primera pregunta: “¿En qué medida?”. A priori, aclara que es “una industria rentable”. Por eso, propone revisar este esquema divorciado de las plazas extranjeras, considerando que “en las condiciones actuales no se va a poder sostener por mucho tiempo”.
“Es plata que se extrae de la economía y de las cuentas públicas. No tiene un horizonte prolongado; es una buena oportunidad para alinearse con los valores internacionales y abaratar los combustibles”, analiza.
¿Por qué no se hace? En su opinión “hay un lobby de las provincias productoras porque cobran regalías y de las empresas petroleras” que de momento está ganando la pulseada al Gobierno. YPF entra en el paquete, concentrada en incrementar la producción de shale.
“Hay que estudiar cómo se puede preservar a las provincias y a las compañías”, aclara Rabinovich, pero entiende que debe tejerse una estrategia de mediano y largo plazo. Así como está funcionando el negocio, no es optimista de cara al futuro.
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