Ante el congelamiento de precios de combustibles, los expendedores reclaman alternativas de rentabilidad

“De no haber mejoras en las bonificaciones, será imposible hacer frente a nuevos incrementos de sueldos para nuestros empleados”, reiteró con preocupación a surtidores.com.ar, el titular de FEC, Julio Alonso.

En ese contexto, detalló que el último estudio de costos realizado por la entidad empresaria sobre los componentes que hacen al precio final al consumidor del litro de combustibles, arrojó datos “interesantes para poner sobre la mesa un debate acerca de la disponibilidad de cada actor al momento de fijar el valor”.

De esta manera, el dirigente bonaerense destacó que la composición del precio de venta de un litro de combustible en promedio, sea nafta súper, premium, gas oil y gas oil premium, se reparte el costo del 54,39, que incluye los impuestos que paga la petrolera.

En dicho porcentaje, influyen el 16,09 por ciento del Impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono, el IVA, con 14,56 por ciento, los Ingresos Brutos de 2,90  por ciento, la Tasa Municipal de Seguridad e Higiene, a 0,85 por ciento, aunque aclaró que este ítem depende del municipio, pero todos rondan alrededor del 1 por ciento de la venta neta de IVA.

También sumó los Impuestos a los Débitos y Créditos de 1 por ciento lo que hace que la utilidad del expendedor llegue al 10,19 por ciento.

Recordó que con esta utilidad, el empresario tiene que afrontar sueldos, cargas sociales (impuestos al trabajo), electricidad (que tiene impuestos provinciales), seguros (que tiene impuestos internos), honorarios profesionales, inspección de surtidores (paga una tasa al INTI), agua y desagües (son tasas), reparaciones y, finalmente, impuesto a las ganancias.

Con todos estos datos, Alonso aseveró que petroleras y Estado deben analizar junto con las Estaciones de Servicio, la posibilidad resignar unos pocos puntos de sus ganancias y de la recaudación del fisco, para que se incremente la rentabilidad del estacionero PyME, que siempre resulta ser el último eslabón más débil de la cadena y quien está obligado a enfrentar todo tipo de riesgos, costos, multas e inversiones para sostener la fuente laboral de muchas familias argentinas.