Las naftas y gasoil aumentaron por encima del 35 por ciento desde diciembre a la fecha en todo el país. Como nunca antes, los consumidores seleccionan minuciosamente las estaciones de servicio donde llenar el tanque, destacándose las de YPF, en razón que les permite un ahorro considerable respecto de otras.

Los datos de la Secretaría de Energía confirman este análisis que se desprende por las extensas colas que se observan en los locales de la compañía: su participación de mercado fue creciendo desde 2012 a la fecha al punto que de cada 10 litros que se despachan, 6 salen de los surtidores de la estatal.

“Preocupa la retracción de la demanda que está habiendo en las diferentes zonas del país en las estaciones que no son de YPF”, manifestó Oscar Díaz, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA).

El referente del sector estima que el corrimiento de la demanda hacia sus locales “se va a profundizar porque la diferencia de precios es importante, de más de un peso y en algunos casos 2 pesos” por litro.

Respecto de los comercios sin bandera advierte que están en condiciones aún más adversas: “sólo se salvan si están en un pueblo y son los únicos vendedores”. De todas maneras Díaz aclara que esta coyuntura que atraviesa el rubro “de ninguna manera va a afectar las inversiones” que se están proyectando en las destilerías del país.

Mientras tanto, en este contexto los proveedores desarrollan campañas de marketing para seducir a los automovilistas. Los creativos lanzan promociones para la adquisición de combustibles, premios y beneficios, como herramienta para pelearle a YPF.

También evalúan mejoras en la atención al cliente, sobre todo para agilizar la carga de combustible. Una de las alternativas para captar despachos es garantizar el expendio en pocos minutos. Muchos prefieren pagar más por el servicio antes que perder tiempo en el surtidor.