Herramientas para retener clientes
Las estaciones de servicio compiten con los combustibles económicos de YPF aceptando el pago financiado, a pesar de que les representa más de un 15 por ciento de la ganancia de la venta. Toman medidas para sostener la caída de la demanda sin modificar el esquema de precios.
No es lo mismo entregar la plata al playero en la mano que darle un ticket. Consciente o inconscientemente, completar la carga del tanque no afecta al consumidor del mismo modo que abonando más de 600 pesos en efectivo. Se va a dar cuenta del impacto en su economía recién a los 30 días, aunque mezclado con las compras en el supermercado y los paseos del fin de semana.
De esto se dieron cuenta las bocas de expendio que no son de marca YPF, la más accesible del mercado. Para motivar las ventas están autorizando alternativas de pago que hasta hace poco parecían imposibles de instrumentar, como ser las tarjetas de crédito y vales.
Los puestos que ofrecen productos de la petrolera estatal, en cambio, por lo general no reciben plásticos, saturados por la cantidad de clientes que se acercan. Los bajos márgenes que manejan, del 8 por ciento promedio, no les permite brindar estas opciones.
El desinterés de estas alternativas se basa en que las entidades financieras se quedan con el 1.5 por ciento de la facturación y depositan el pago recién a los 28 días de concretada la operación. La estrategia de los bancos apunta en desligar los costos en los comercios adheridos, garantizando beneficios a los usuarios.
No obstante esto, cuando cae la demanda de naftas y gasoil de debe recurrir a todas las alternativas. Tal es así que en aquellos casos donde la diferencia de precio supera el peso entre locales que se encuentran a pocas cuadras de distancia, lo que no son YPF reciben los plásticos, justamente para no quedar fuera de competencia.
Estas medidas incluso se proponen conquistar el segmento del parque automotor Premium, vehículos gama media y alta que no miran con tanta atención las pizarras. También a las personas que se acostumbraron a no llevar billeteras abultadas por los problemas de inseguridad.
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