La devaluación de la moneda, medida que afectó los costos en dólares de las refinerías, provocó –a través de un acuerdo entre el Gobierno y las petroleras- la recomposición escalonada de la renta de la actividad a través del ajuste de los precios en el surtidor, que de acuerdo a los datos oficiales se dio a un ritmo del 6 por ciento mensual.

De la conformación de este esquema de regulación de los valores al público no participaron las cámaras que representan a las bocas de expendio. Sin embargo fue  este eslabón de la cadena el más afectado por el desequilibrio que se produjo en el mercado.

Ángel Luis Bigatti, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Formosa, explica que la actividad atraviesa un período de estancación, es decir, de fuertes ajustes de precios en un contexto de caída la demanda, principalmente en las dos variedades de gasoil, insumo básico de la industria y del agro. Se espera un panorama similar para las naftas.

En estas condiciones Bigatti plantea que el punto de equilibrio se ubica en torno a los 350.000 litros mensuales, cifra que no todos las marcas pueden alcanzar. Por caso, el segmento de las estaciones blancas sobrevive con la venta de GNC, ya que está comprobado que las empresas que no disponen de este combustible en el mix van camino a bajar las persianas.

Los operadores de YPF, por su parte, ven potenciados los despachos debido a que continúan en lo más bajo de las pizarras. Así y todo se encuentran en una situación financiera desfavorable por las condiciones de comercialización que establece la compañía, con porcentaje en las comisiones y exigencias adicionales.

Sin dudas, los establecimientos del resto de las marcas sienten la caída de la facturación con mayor intensidad. Por eso piden a sus proveedores que contengan los incrementos de ahora en adelante, ya que de continuar en la misma dirección cederán más clientes a la competidora estatal.