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A pesar que desde abril del año pasado los precios de las naftas y el gasoil se mantuvieron congelados por más de siete meses, desde esa fecha al presente llevan acumulados una suba del 50 por ciento. Todavía resta aplicar dos aumentos más hasta que se cumpla el año de la implementación del tope
El 10 de abril de 2013 el Gobierno fijó precios máximos para los combustibles, medida que tuvo vigencia durante seis meses y luego por 45 días más. Lo hizo a través de una resolución -35/2013 de la Secretaría de Comercio Interior- que dividió al país en seis regiones, disponiendo topes según los valores más altos vigentes al día anterior en cada una de esas zonas.
La decisión fue en respuesta a la política implementada por Shell, que venía ajustando sus pizarras con frecuencia, aunque fuentes oficiales destacaron que la medida se inscribía dentro de la política de control de precios al tiempo que remarcaron que en este caso el objetivo principal era evitar una espiralización, pues cuando YPF ajuste, Shell no podrá seguirle los pasos y remarcar para volver a desmarcarse, como suele hacerlo después de cada aumento de la petrolera estatal.
De acuerdo al texto de la normativa se tornaba “imprescindible dictar una política tendiente a determinar el precio de los combustibles líquidos, evitando de esta manera que se produzcan desajustes en los montos que deban abonar los consumidores”. Sin embargo nada de lo pregonado ocurrió: desde su sanción al presente los valores en el surtidor acumulan una suba del 50 por ciento.
Tomando como referencia las pizarras del interior del país, en abril de 2013 las estaciones de servicio (a excepción de YPF) vendían la nafta súper a 7.499 pesos el litro mientras que en la actualidad se ofrece a 11.30. El gran salto se produjo luego del vencimiento de la resolución 35 pero se profundizó el primer día del año con subas de hasta el 10 por ciento.
Más allá del fracaso de este tipo de políticas, el Gobierno acordó la semana pasada con las empresas del sector un esquema de aumentos sucesivos en los surtidores de todo el país para los próximos tres meses: 6,1 por ciento en marzo, 5,4 en abril y 3,8 en mayo. De este modo los precios volverán a acumular ajustes atados a controles que solo derivan en más y más presión sobre el bolsillo del consumidor y su lógica retracción del consumo, tal como se observa actualmente en la mayoría de las estaciones de servicio con sus playas semi vacías.
Para el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Formosa, Ángel Bigatti, “El aumento de combustibles y la inflación tienen el mismo ADN”. El directivo responsabilizó al Estado, al que le atribuyó estar “con voracidad fiscal en sus tres niveles de imposición, Nación, provincias y municipios”, además de apuntar a los bancos “que a través de los altísimos niveles de las tasas activas de interés le echan nafta al fuego de la inflación, devoran ingresos de los trabajadores y matan la inversión”.
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