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Se basan en que los combustibles se ajustaron en casi todas las marcas en el mismo momento. YPF sigue siendo la que orienta el mercado en base a su plan de inversiones, pero la competencia acompaña a la par para mejorar sus ingresos mientras el alza del crudo en el mercado interno empuja los costos de producción
Las estaciones de servicio arrancaron el año con incrementos en los combustibles líquidos de entre un 6 y 10 por ciento. La petrolera estatal lo hizo en promedio en todo el país al 6,8 por ciento, ubicando de esta manera en Buenos Aires el litro del gas-oíl Fórmula Diésel a 8,32 pesos, el Diésel V-Power Nitro, $9,97, la Nafta V-Power Nitro, $10,59 y la Nafta Súper $9,36. En la misma dirección actuaron Shell, Petrobras y Oil Combustibles y ayer hizo lo propio Axion Energy.
Dada la sincronización que se percibe en el mercado a la hora de alterar las pizarras, Gerardo Rabinovich, especialista del Instituto Argentino de la Energía (IAE) “General Mosconi” sostiene que “evidentemente hay una coordinación que se puede ver facilitada por las pocas empresas” que operan en el negocio. Cuando la líder retoca, en este caso YPF con el 55 por ciento del share, rápidamente la competencia se acomoda. “Históricamente ha existido una coordinación entre las empresas para mover los precios de los combustibles”, insiste. En la década del 90 asegura que esta actitud era más visible.
En la opinión del experto “estas actualizaciones obedecen a la necesidad de caja de YPF, tal como figura en su plan quinquenal de inversiones – presentado en agosto de 2012 – donde plantea un incremento real de precios para hacer frente a la explotación de los recursos no convencionales”. Siguiendo la idea, Rabinovich afirma que de este modo las cuentas cierran: “si hay una inflación del 25 por ciento y ajusta por encima del 30 está claro que sigue el plan estratégico”.
Los otros players del mercado, en cambio, aprovechan esta ocasión para potenciar la rentabilidad, a sabiendas de que las ventas en las bocas de expendio prácticamente no se resienten luego de las subas. Si bien muchos comercios trabajan cuando YPF se queda sin productos, lo cierto es que de todas maneras los clientes terminan vaciando los tanques. Las petroleras son conscientes de esta situación y no les tiembla el pulso a la hora de actualizar los surtidores.
Por otra parte, el costo del barril de crudo en el mercado interno actualmente se comercializa cercano a los 75 dólares, cifras muy por encima de las que existían a principios de 2013, lo que encarece el proceso de producción. Para las refinerías – o petroleras que tienen una estructura integrada – el petróleo representa cerca del 90 por ciento de los costos globales.
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