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La reciente apertura de importaciones y la flexibilización de los procesos aduaneros están transformando el sistema de abastecimiento para obras en todo el país.
En los últimos años, la modernización de las instalaciones de expendio de combustibles se convirtió en un eje central para el sector energético argentino. La necesidad de elevar los estándares de seguridad, eficiencia operativa y protección ambiental impulsó a las Estaciones de Servicio a adoptar nuevas soluciones tecnológicas que optimizan procesos y reducen riesgos. En este contexto, la apertura de importaciones y la incorporación de proveedores internacionales están dando lugar a una nueva etapa de competitividad e innovación, en línea con las exigencias actuales del mercado.
En diálogo con Surtidores, Emiliano Spyrakis, CEO de Aryes Energía, señaló que esta nueva etapa “permite acceder a equipamiento que antes directamente no estaba disponible en el mercado local”.

Spyrakis explicó que el impacto más inmediato se observa en la ampliación de la oferta de componentes críticos para obras de modernización y reemplazo de instalaciones, algo que históricamente había estado condicionado por un número muy reducido de proveedores. “Durante años, el sector contó con pocas alternativas reales, lo que condicionaba costos, tiempos de entrega y hasta la planificación misma de las obras”, afirmó.
Con la apertura del comercio exterior y la reducción de trabas operativas, las empresas comenzaron a incorporar productos fabricados bajo normas y estándares internacionales, especialmente provenientes de los mercados más desarrollados. “Hoy podemos elegir materiales con certificaciones equivalentes a las que se utilizan en Estados Unidos o Europa, lo que eleva el piso técnico del mercado argentino”, subrayó el ejecutivo.
Entre las nuevas soluciones que comenzaron a ingresar al país se destacan sistemas de contención secundaria con geomembranas de alta resistencia, tapas herméticas diseñadas para impedir el ingreso de agua y corrosión, y componentes pensados para aumentar la vida útil de las instalaciones. “Son productos que mejoran el desempeño en campo y reducen costos de mantenimiento a largo plazo”, explicó.
Otro de los beneficios directos de esta nueva realidad es la mayor previsibilidad en los plazos de abastecimiento. Según Spyrakis, “las importaciones más ágiles permiten planificar obras con menos incertidumbre, algo clave cuando se reemplazan tanques, piping o sistemas hidráulicos completos”. Esto también influye en la competitividad del sector constructor, que gana margen de maniobra frente a licitaciones con tiempos acotados.
Asimismo, la apertura de opciones genera un nuevo marco competitivo en el que el cliente tiene mayor poder de decisión. “Cuando el mercado se amplía, los precios se regulan solos. Ya no se depende de un único proveedor, y eso obliga a todos los actores —importadores, fabricantes y contratistas— a mejorar calidad y servicio”, señaló.

El entrevistado remarcó que este proceso no solo beneficia a quienes ejecutan obras, sino también a los operadores finales, que podrán acceder a instalaciones de mayor vida útil, costos más equilibrados y tecnología comparable con la utilizada en los mercados más avanzados del mundo. “La apertura nos obliga a elevar la vara, pero es una mejora para toda la cadena”, expresó.
Para Spyrakis lo que se está viviendo “es el comienzo de una nueva etapa para el sector de Estaciones de Servicio en Argentina: más oferta, más tecnología, más competencia y obras diseñadas para responder a las exigencias técnicas y ambientales actuales, sin que eso implique costos imposibles para quienes deben invertir”.
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