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El segmento se achica y pierde peso en la rentabilidad de los expendedores, en un mercado donde crece la competencia, bajan las ventas y gana terreno la importación. Empresarios advierten que el rubro ya no compensa la caída del margen del combustible.
El mercado de los lubricantes, históricamente uno de los pilares complementarios para las Estaciones de Servicio, atraviesa un momento crítico. Caída de ventas, ampliación de la competencia y una creciente presencia de marcas importadas transformaron un negocio que durante años ayudó a equilibrar la estructura operativa, pero que hoy se vuelve insuficiente para sostener los costos del sector.
Mauro Lapacó, empresario del sector, explicó en diálogo con Surtidores que el canal perdió relevancia y rentabilidad. “Bajó del ocho al cero”, afirmó, graficando que el aporte que antes hacía el lubricante a la caja diaria desapareció. “Pasa que hay muchos subproductos que no son de las petroleras. Empresas como Química Tru exportan y abastecen líneas completas que no fabrican las refinadoras, como los líquidos de freno, que suelen tercerizar porque requieren industrias químicas muy específicas”, señaló.

Lapacó detalló que parte de esos productos incluso termina en países vecinos como Paraguay, Uruguay, Brasil o Chile, donde la baja de retenciones anunciada recientemente por el Gobierno colaborará para afianzarlos en esos mercados. Y además remarcó que el concepto de “lubricante” hoy abarca un universo mucho más amplio que aceites para autos: “Incluye químicos e insumos industriales que muchas veces no pasan por la estación”, explicó.
Pero el golpe más fuerte para las bocas de expendio vino por el reacomodamiento del mercado. La caída inicial del consumo tras el cambio de Gobierno, sumado al sinceramiento cambiario y al fin de la triangulación de combustibles hacia Paraguay, generó un sacudón que afectó todas las líneas de venta. “Las estaciones pegadas a la frontera sufrieron bajas del 80% y hoy apenas recuperaron la mitad”, ilustró Lapacó.
A ese escenario se sumó una reconfiguración del canal minorista: talleres, gomerías y cadenas de servicios automotrices incorporaron el cambio de aceite como parte de sus ofertas. “Antes el lubricante se vendía en la estación; hoy lo venden todos. Las gomerías se convirtieron en talleres y captaron buena parte del volumen”, analizó.
Aunque el mercado total de lubricantes no cayó de manera tan profunda, sí se modificó su distribución. “En estaciones el descenso puede rondar el 30%. Pero a nivel general la caída sería del 10 al 12 por ciento. El volumen se movió a otros jugadores”, indicó el empresario.
Oscar Gaona, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles del Chaco, coincidió en que la actividad se frenó de manera abrupta por factores políticos. “A partir de septiembre, con la incertidumbre electoral, cayó todo: combustibles, lubricantes, consumo. La gente se asustó, frenó y dejó de gastar”, recordó.

Según Gaona, el mercado sigue retraído, con caídas del 30 por ciento al 40 ciento, aunque la macroeconomía más estable comienza a dar señales de un posible repunte. La venta récord de autos y camiones durante el año debería empujar la demanda de lubricantes, especialmente de cara a las vacaciones de verano, cuando se multiplican los service preventivos.
Sin embargo, el escenario competitivo se volvió más exigente. “Ingresaron muchas marcas: volvió Valvoline, regresó Petrobras, y hay una diferencia de precios enorme entre las líneas premium —Shell, YPF, Lubrax, Mobil— y las marcas secundarias como Total o Gulf. Las más baratas se están llevando la demanda”, advirtió Gaona.
Ambos entrevistados coincidieron finalmente en que la creciente entrada de lubricantes importados, junto con la presión de costos y la caída de volumen en las estaciones, está configurando un escenario en el que este segmento dejó de compensar la merma estructural de rentabilidad que arrastra el negocio de los combustibles.
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