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El almacenamiento solar gana espacio en el sector estacionero. Los sistemas híbridos permiten cubrir picos de consumo, evitar penalizaciones y bajar hasta un 40 por ciento los costos de energía, con un repago estimado entre tres y seis años.
Las Estaciones de Servicio son, por definición, puntos de consumo energético intensivo: heladeras, surtidores, sistemas de aire acondicionado y, en algunos casos, compresores de GNC funcionan las 24 horas.
Ese consumo constante convierte a la factura eléctrica en uno de los principales desafíos de rentabilidad para los operadores. En ese contexto, la instalación de paneles solares combinada con sistemas de almacenamiento permite reducir la dependencia de la red y estabilizar el gasto mensual.

“Lo que hacemos es diseñar una solución a medida para cada estación. Analizamos su demanda, los picos de potencia y la capacidad de la red. A partir de eso, definimos si conviene invertir solo en fotovoltaica o también incorporar baterías”, explica Gabriel Karp, quien junto con Nicolás Quintana fundó Solar8 tras años de experiencia en el sector energético.
El principio es sencillo: los paneles generan energía durante el día y, cuando la producción supera el consumo, el excedente se almacena en baterías. Ese almacenamiento se utiliza en los momentos donde la red eléctrica cobra la energía más cara o cuando se registran picos de consumo que podrían generar penalidades por demanda excedida.
“El sistema se configura para entregar energía justo antes de que la estación se pase de la potencia contratada. De esa manera, evitamos multas y reducimos la factura”, detalla Quintana en diálogo con Surtidores.
La tecnología detrás de estos sistemas, conocidos como BESS (Battery Energy Storage Systems), se ha vuelto más accesible en los últimos años. Las baterías de litio ocupan poco espacio —similar al de un armario— y pueden instalarse en el exterior, con mantenimiento mínimo. “En la práctica, son como un pulmón energético: absorben el excedente solar y lo devuelven cuando más se necesita”, resume Quintana.
El impacto económico varía según la escala, pero los especialistas estiman que el repago de la inversión se logra en un promedio de tres a seis años. La vida útil de los equipos supera los veinte años, y la instalación completa no requiere más de dos semanas, sin interrumpir la operación diaria. Además, el sistema incluye un software de monitoreo que permite visualizar en tiempo real la generación, el consumo y el ahorro acumulado.

“Cada estación tiene su propio patrón de consumo, pero en todas se repite el mismo resultado: cuanto más se gestiona la energía, menor es la factura. Y eso, en un escenario de tarifas crecientes, es clave para sostener la rentabilidad”, concluye Karp.
La tendencia ya está en marcha. Con la baja global de los precios de las baterías y la madurez de la tecnología solar, el almacenamiento se convierte en el paso siguiente para que las Estaciones de Servicio no solo sean puntos de carga de combustibles, sino también espacios más eficientes y preparados para el futuro energético.
En esa línea, Solar8, ganadora de la licitación de Panamerican Energy, identificó en el sector estacionero un terreno fértil para optimizar la rentabilidad y generar sinergias entre la innovación tecnológica y la gestión energética.
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