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Más allá de los litros vendidos o los tiempos de atención, el sector comienza a medir una nueva variable que no aparece en los tableros de gestión: el compromiso del equipo. Un cambio cultural que redefine la forma de liderar y sostener la rentabilidad.
Las Estaciones de Servicio de todo el país empiezan a revisar su forma de gestión. Ya no se trata solo de controlar procesos, sino de construir compromiso. En ese escenario aparece el llamado “KPI invisible”, un indicador que mide lo que no se ve: la energía colectiva y la motivación de los equipos.
El concepto, desarrollado por consultoras especializadas en transformación organizacional, plantea que el verdadero rendimiento de una estación no depende únicamente de los litros despachados ni de los tiempos de atención, sino del nivel de compromiso emocional y funcional entre los trabajadores, sus líderes y el propósito del negocio. En definitiva, de cuánto sienten que lo que hacen importa.

Durante décadas, las estaciones basaron su éxito en parámetros estrictamente operativos: ventas de combustibles, lubricantes o servicios complementarios. Pero el cambio de época —impulsado por la digitalización, la diversificación energética y los nuevos hábitos de consumo— obliga a repensar las métricas. Cada vez más operadores entienden que el recurso humano es la verdadera ventaja competitiva.
“El control genera cumplimiento, pero el compromiso genera evolución”, señaló en diálogo con Surtidores, Ignacio Martínez Escalas, referente de Integralis Consulting. El especialista advierte que la mayoría de las organizaciones atraviesa procesos de cambio, pero muchas veces sin integrar emocionalmente a sus equipos. “Las empresas cambian, pero las personas no siempre sienten que son parte de ese cambio”, sostuvo.
En las Estaciones de Servicio, ese fenómeno se ve con claridad: personal que cumple protocolos de seguridad y atención con rigor, pero que no necesariamente encuentra un sentido trascendente en su tarea. Martínez Escalas plantea que reconectar al trabajador con el impacto de su labor —en la experiencia del cliente, en la seguridad y en la sostenibilidad del negocio— es clave para elevar la motivación y la productividad.

El Modelo de Desarrollo Integral (MDI) que impulsa la consultora muestra que los equipos con alto nivel de alineación emocional y funcional logran resultados hasta un 30 por ciento más sostenibles en contextos de alta presión, como el expendio de combustibles. “En este rubro, los indicadores técnicos son indispensables, pero la diferencia real la hacen las personas que los sostienen día a día”, agregó.
Así, medir lo intangible se vuelve el nuevo desafío del sector. Incorporar el “KPI invisible” en la rutina estacionera no implica abandonar los números, sino darles contexto humano: entender que detrás de cada litro despachado hay una historia de esfuerzo, compromiso y sentido de pertenencia.
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