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“Mientras las reglas fiscales cambien todos los años, será imposible proyectar inversiones en Estaciones de Servicio o en nuevas tecnologías”, señaló un dirigente del sector.
El último relevamiento del Centro de Estudios Tributarios de la Universidad Austral confirma lo que los estacioneros vienen denunciando desde hace décadas: la Argentina combina una de las presiones fiscales más altas del continente con un sistema impositivo inestable y complejo, que se transforma en un verdadero obstáculo para la sustentabilidad del negocio.
Según el estudio, entre 2002 y 2024 se dictaron más de 54 normativas tributarias por año en promedio, con picos históricos como el 2020 —plena pandemia— y un sendero de idas y vueltas en materia de Ganancias, IVA, aportes a la Seguridad Social, derechos de exportación e impuestos internos, todos de fuerte incidencia en la actividad de las Estaciones de Servicio.

IMPACTO DIRECTO EN LOS SURTIDORES
Los cambios sobre el IVA y el Impuesto a las Ganancias, principales tributos que afectan a las expendedoras, se multiplicaron en los últimos años, obligando a los empresarios a readecuar sus sistemas contables de manera constante. “La falta de reglas claras nos convierte en una oficina de recaudación del Estado, pero sin previsibilidad para planificar inversiones”, advirtió un empresario del sector consultado.
El informe detalla que, pese a que desde 2016 la mayoría de las normativas buscaron reducir la carga fiscal, esa disminución fue apenas de 3,1 puntos porcentuales. Para los operadores de combustibles, esto se traduce en un alivio mínimo frente a una presión que sigue por encima de los niveles de 2004.
Otro dato central es que, desde 2010, el Poder Ejecutivo y la ARCA pasaron a ser los principales emisores de normativas tributarias, desplazando al Congreso. En la práctica, esto se refleja en resoluciones y decretos que modifican plazos, retenciones o bases imponibles de manera casi permanente.

En el caso de las estaciones, la AFIP y el Ministerio de Economía concentraron sus intervenciones en los regímenes de percepción y retención de IVA y Ganancias, así como en los controles sobre aportes y contribuciones. La complejidad normativa no solo eleva los costos administrativos, sino que también multiplica el riesgo de sanciones por errores involuntarios.
Desde las entidades empresarias del sector reiteran que esta inestabilidad tributaria desincentiva la inversión en un sector clave para la logística y la movilidad del país. “Si cada año cambian las reglas impositivas, no hay forma de proyectar la apertura de una nueva boca de expendio o la incorporación de surtidores eléctricos y de GNC”, planteó un dirigente estacionero.
De esta forma, los referentes del rubro coincidieron en que en un contexto donde el negocio tradicional de los combustibles líquidos enfrenta la transición hacia energías alternativas, el peso de la maraña tributaria se convierte en un condicionante de primer orden.
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