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La apertura del mercado y la supresión de los mecanismos de intervención estatal, fortalecen la hipótesis de que los movimientos del tipo de cambio impacten en los surtidores.
El mercado de los combustibles en la Argentina atraviesa una etapa de transformaciones profundas tras la liberalización de precios impulsada por el Gobierno nacional. En ese contexto, el exsubsecretario de Hidrocarburos y consultor energético Juan José Carbajales aseguró a surtidores.com.ar que la relación entre el dólar y pizarras es hoy más clara que nunca. “No hay mucho para agregar, porque si baja el dólar, le quita presión al surtidor.”, sintetizó.
El Doctor en Derecho por la UBA y titular de la consultora Paspartú, dejó entrever que esta dinámica responde a la eliminación de los mecanismos de intervención que regían hasta 2023, cuando el Estado aplicaba controles que desdibujaban la conexión entre la cotización de la moneda extranjera y el costo final de la nafta y el gasoil. No obstante sostuvo que no hay que descuidar la cuestión impositiva, la evolución de los bios y la cotización del crudo.

La opinión del exfuncionario responde a la línea de otros consultores que vienen destacando que este cambio de paradigma impone como variable central al tipo de cambio, y a medida que se estabiliza o incluso baja, se espera un traslado hacia abajo en las pizarras.
No obstante, numerosos exsecretarios de energía consultados por este medio, vienen coincidiendo en que existen factores que pueden morigerar ese traslado, como los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono, que aún tienen un atraso en su actualización.
Entre ellos, el ingeniero Emilio Apud, quien sostuvo recientemente que “el precio está en dólares, pero el usuario lo paga en pesos, y el valor del dólar es una variable excluyente”. Del mismo modo, las economistas María Castiglioni Cotter y Natalia Motyl explicaron que la baja del dólar y del crudo puede traducirse en menores valores, siempre que la estabilidad cambiaria se mantenga y las expectativas inflacionarias no vuelvan a presionar.
La industria también arrastra lo que se conoce como “costo argentino”: componentes importados dolarizados, logística interna y una pesada carga tributaria. Estos elementos pueden retrasar o reducir el efecto positivo de un dólar más bajo en el precio final. Sin embargo, en un escenario de mayor estabilidad, la tendencia debería consolidarse en beneficio de los consumidores y de la competitividad de las Estaciones de Servicio.
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