Desde que se expropió YPF disminuyeron las exportaciones de Biodiesel

Sigue la incertidumbre para la industria de los Biocombustibles. Es que desde que el estado decidió quitarle el 51 por ciento de las acciones a Repsol en YPF el mercado internacional reaccionó – principalmente España – disminuyendo las compras de los productos de origen nacional, como represalia contra nuestro país.

Santiago Sánchez, representante comercial de Aceitera General Deheza y de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) asegura que “desde la estatización de YPF casi no se hicieron nuevos negocios”. La gran mayoría de las embarcaciones que se dirigen hacia Europa – principalmente a España e Italia – fueron acordadas antes de que se anunciara la expropiación de la petrolera.

Esta situación cambió las perspectivas del sector, que si bien recibe alientos por parte del Ejecutivo, como el incremento del 10 por ciento en la mezcla con gasoil en el mercado interno para uso automotor y del 20 para las empresas de transporte y el agro, se teme que haya excedentes de la producción que no puedan ser ubicados en otros países. El problema no es menor: el 50 por ciento del Biodiesel tiene como destino la exportación.

Las empresas afectadas por la caída de las ventas al exterior son Cargill, Dreyfus, Bunge, Molinos Río de la Plata, Aceitera General Deheza y Vicentín, entre otras. Son grandes compañías integradas, que dominan toda la cadena y que prácticamente no tienen participación en el consumo local.

Las pérdidas económicas podrían ser muy importantes, ya que los envíos a España significaron el año pasado 990 millones de dólares para el país. Todavía no se conoce hasta qué punto llegará el boicot contra el Biodiesel argentino, aunque hay esperanzas de que se puedan restablecer en un futuro no muy lejano las relaciones comerciales con Europa. Los mejores precios que ofrece la industria nacional son el fundamento por el que se revertiría la medida antidumping.

Como respuesta, el Gobierno Nacional aumentó la proporción del producto con gasoil en el transporte pesado y la maquinaria agrícola, colocando en las refinerías locales 1.600.000 toneladas sobre las 3.100.000 que hoy se dispone de capacidad productiva, sin contar las inversiones que están en curso que incluso aumentarían el stock en los próximos años.