La relación distante del Gobierno con el líder de los camioneros provocó el enfriamiento de un proyecto que amenazaba con profundizar la integración vertical de la petrolera YPF. Se trataba de estaciones de servicio con estacionamiento, vigilancia, oficinas para trámites comerciales y salón de video. La estatización le resta posibilidades de desarrollo
Un año atrás, la petrolera YPF y el gremio de los choferes de camiones daban comienzo a una alianza que prometía perdurar a través del tiempo. Se materializaba mediante el Camión Club Argentino (CCA), una red de estaciones de servicio pensadas y diseñadas específicamente para ese sector. Operadas bajo normas, estándares y servicios fijados por YPF, se proponían servir de punto de encuentro y descanso para los miles de transportistas que recorren las rutas argentinas.
El primer parador fue fundado un 15 de Diciembre, fecha en la que se conmemora el día del camionero. La ceremonia inaugural contó con la presencia de los principales directivos de la petrolera, del Ministro de Planificación y actual interventor de la compañía, Julio de Vido, y del secretario general de
La estación está ubicada en la localidad santafesina de Fighiera. Además de abastecer de combustibles, cuenta con servicios médicos, playas de estacionamiento, comedores, asistencia mecánica, servicios de telefonía e internet, y distintas prestaciones de entretenimiento necesarias para los conductores de camiones.
Todo hacía presumir que el abrazo del sindicalista con el entonces CEO de YPF, Sebastián Eskenazi al finalizar la ceremonia era presagio de futuros acuerdos y negocios conjuntos. Lejos de concretarse, la iniciativa fracasó antes de madurar. La distante relación entre Moyano y el Gobierno paralizó su desarrollo y ya no quedan más que cuatro paradores operativos: el de Santa Fe, dos en provincia de Buenos Aires y uno en Chubut.
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