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El proyecto ya es realidad en diferentes zonas de la provincia de Buenos Aires. Se trata de un call center para taxis y remises, que cargan exclusivamente en la misma boca de expendio de GNC y a cambio, no pagan comisión por recibir el viaje.
Una novedosa iniciativa surgió luego de la pandemia y la devaluación, cuando cayó significativamente el uso de remises particulares entre los usuarios que llevan alumnos a las escuelas, como alternativa para recuperar el nivel de ventas perdidas en las Estaciones de Servicio de GNC.
Viajar actualmente en remís dejó de ser accesible para muchos tras los sucesivos aumentos en el último año, que se acentuó con la irrupción de las aplicaciones por celulares y la caída en el poder adquisitivo de los salarios familiares.
Esta crisis puntual que viven las familias que utilizaban dicho medio de transporte para llevar a sus hijos al colegio, dejó a las Estaciones de Servicio en una situación de déficit, respecto de quienes históricamente fueron los clientes más asiduos, es decir, los remises que realizaban pooles escolares como actividad principal.
Este fenómeno repercutió en una caída de ventas en las expendedoras de GNC que según cifras oficiales ronda un 25 por ciento respecto de los años de estabilidad económica anteriores al Covid.
Ante este problema surgió una “reconversión del negocio y ampliación hacia otras ofertas al cliente” que comenzó con un estacionero en particular y hoy en día se está extendiendo entre diversos dispensadores de GNC.
Se trata de un “call center” que opera en la misma Estación de Servicio, que deriva a los choferes pedidos de viaje, con un doble beneficio. Uno de ellos es el de tener un lugar seguro para estacionar el auto mientras no trabaje, en el predio del establecimiento.
Y el otro más importante, el de poder bajar el precio del viaje por no tener que pagar comisión ni a la agencia ni a la aplicación, bajo el compromiso de cargar GNC exclusivamente en la boca de expendio donde hace base, que es la misma que le asigna los viajes sin cobrarle lo que se llama “valor planilla”.
De esta manera, los estacioneros fidelizan el nivel de consumo y los remiseros, ganan más y pueden ofrecer servicio más barato para que el devaluado bolsillo del pasajero tenga mejores posibilidades de contratar el viaje que de otra manera no podría hacer.
El impulsor de este nuevo nicho de negocio, el abogado y empresario del rubro Martín Matzkin, dijo a surtidores.com.ar que “no se trata de instalar una agencia de remis en el predio de la Estación de Servicio, sino de cumplir con las leyes que nos permiten operar un centro de recepción de pedidos que en este caso son solicitudes de viajes particulares rentados”.
Sostuvo que “las agencias de remises cobraban planillas exorbitantes y condicionaban de ese modo a los choferes a trabajar muchas horas y ganar poco dinero”, al tiempo que agregó que las ventajas para el estacionero con esta creativa idea redundan también en fidelización del cliente, el establecimiento concurrido y una suba en el consumo de los minimercados por parte de los mismos remiseros.
“Esto además lo profesionalizamos con capacitaciones sobre las costumbres de cada pueblo y la geografía y caminos de las ciudades donde tenemos instaladas las estaciones para que el servicio hacia el pasajero sea más agradable y exitoso”, finalizó.
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