Afirman que es “inalcanzable en 20 años”
Desde CECHA plantearon dudas sobre la implementaciónde la iniciativa y su integración con la matriz energética. “Se quemaría combustible para generar la electricidad que carga los autos”, advierten.
La presentación de la ley de Movilidad Sustentable, que busca terminar para 2041 con la producción de autos impulsados por combustión en base a hidrocarburos, causó impacto pero no despejó dudas sobre cómo se implementará un esquema que se presenta como ambicioso e incompleto.
El proyecto, presentado por el presidente Alberto Fernández, crea un Régimen que tiene como objetivo promover la utilización creciente y sostenida de vehículos propulsados con fuentes de potencia no convencionales, de producción nacional. Cubre toda la movilidad terrestre: livianos, medianos, pesados, de pasajeros, de carga, la micromovilidad, los experimentales y los designados por la Autoridad de Aplicación.
Tiene una duración hasta el 31 de diciembre de 2041, fecha en la cual no podrán comercializarse vehículos con motor de combustión interna nuevos en el territorio nacional. La ley establece un régimen de beneficios tanto para la demanda como para la oferta y un Fondo Fiduciario para financiar la inversión necesaria para la reconversión.
Entre sus objetivos, se propone reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. Sin embargo, el texto de la norma no explica cómo avanzar a un modelo “no contaminante” en un país donde la quema de hidrocarburos representa casi el 75 por ciento de la matriz energética.
Esas dudas fueron expresadas por Gabriel Bornoroni, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina. “Me parece que es un proyecto inalcanzable en 20 años. El 75 por ciento de nuestra matriz energética se basa en hidrocarburos, los sistemas de electricidad. Entonces andaríamos en vehículos eléctricos, pero que se cargan con electricidad producida con combustible fósil. Es un sinsentido decir”, expresó el titular de los estacioneros.
Por otro lado, cuestionó el cambio de marcha en materia energética luego del fuerte impulso anunciado hace unas semanas al Plan Gas para la utilización del GNC como combustible alternativo. “Ahora se le pone fecha de vencimiento a esa línea también. Son idas y vueltas que generan incertidumbre en sector”, sostuvo.
Para Bornoroni, para lograr un cambio que sea realmente “verde”, el país debería mutar a una matriz energética donde el 80 por ciento de la producción de energía venga de fuentes limpias, como la eólica o hidráulica, un proyecto “demasiado ambicioso para cumplir en veinte años”. “Este es un contratiempo que también enfrentan otros países, que vieron que los autos eléctricos no garantizan un ambiente más limpio y debieron moderar sus pronósticos”, expresó el referente de CECHA.
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