Informe con resultados concluyentes
La conclusión responde a un relevamiento efectuado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Afirma que muchas migraron a proyectos inmobiliarios, aunque la mayoría se encuentran en estado de abandono.
A pesar del crecimiento constante del parque automotor, con el correr de los años decreció considerablemente la cantidad de Estaciones de Servicio que operan en el país. A principios de siglo el número orillaba las 7500, casi 3000 más de las que funcionan en la actualidad, y seguramente luego de la pandemia, la cifra continuará disminuyendo.
Una de las regiones más afectadas es la Ciudad de Buenos Aires. Al respecto, la Defensoría del Pueblo elaboró un relevamiento con resultados concluyentes: “En términos generales se puede estimar que en promedio la evolución de Estaciones de Servicio inactivas entre los años 2007-2019 sufrió un aumento de un 60 por ciento”.
La reducción, según el análisis de la dependencia oficial, exhibe el fuerte impacto que esta actividad genera no solo en el sector económico, el ordenamiento territorial y configuración socioespacial de la ciudad, sino también en la complejidad ambiental que atraviesa el ejido urbano y la influencia que trae aparejada sobre la vida diaria de los vecinos de la ciudad.
De acuerdo al informe, esta reconversión fue dada por un fuerte desarrollo inmobiliario (especialmente en las comunas del norte), a diferencia del resto, en donde la mayoría de los predios quedaron en estado de abandono y sin ningún tipo de gestión que asegure la inhibición del riesgo inherente a la actividad.
En relación al tipo de uso de las instalaciones, el mayor uso dado fue construcción de “propiedad horizontal”. El segundo uso fue el de “estado de abandono sin habitantes”, seguido por otros usos (lavadero y estacionamiento) y por último una porción en las que habitaba gente.
El censo piloto desarrollado por la Defensoría del Pueblo, pone finalmente en evidencia que las Estaciones de Servicio radicadas en la CABA atraviesan una etapa de amplias transformaciones que deberían ser motivo de atenta observación por parte de las autoridades locales.
“Estos centros de servicios, fundamentales para el funcionamiento de la ciudad, no sólo constituyen una actividad altamente peligrosa, sino que además son parte relevante del paisaje urbano y de la cultura de los porteños. La fuerte presión de los emprendimientos inmobiliarios y constructivos no debería postergar la preocupación por la generación de posibles pasivos ambientales o por ejemplo, la desaparición de lugares de reunión o la aparición de terrenos baldíos o la intrusión de propiedades abandonadas en estado ruinoso”, sentencia el documento.
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