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La tabacalera Massalin justificó los incrementos por la suba de costos y la elevada carga impositiva dispuesta por el Gobierno nacional. De esta manera, el Marlboro en versión KS pasará de 49 pesos a 51 pesos por paquete y el box de 50 pesos a 52 pesos. La lista completa
La tabacalera Massalin Particulares S.R.L. anunció que decidió aumentar el precio de sus productos en un 4,5 por ciento promedio a partir de hoy para “afrontar la suba de costos y la elevada carga impositiva dispuesta desde el año pasado por el Gobierno nacional“.
“La compañía sigue comprometida en dar sustentabilidad a sus operaciones en el país, después de que en 2016 la carga fiscal se elevara al 80 por ciento del precio de venta de los cigarrillos, lo que la llevó a ser la más alta de la región y una de las más elevadas a nivel mundial“, informó la empresa.
De esta manera, el Marlboro en versión KS (común) pasará de 49 pesos a 51 pesos por paquete y el box de 50 pesos a 52 pesos; Philip Morris, costará 48 pesos (antes 46 pesos) en su versión KS y 49 pesos (antes 47 pesos) en su versión box; y la marca Chesterfield que valdrá 39 pesos en su versión KS y 41 pesos en su versión box, mientras que el precio actual se ubica en los 36 pesos y 38 pesos respectivamente.
Otras marcas tales como Benson & Hedges, Parliament y Virginia Slims se venderán a 57 pesos en su versión box de 20 cigarrillos.
“Es importante recordar a los puntos de comercialización de todo el país que está prohibido modificar los precios de venta al público de los cigarrillos publicados por las empresas tabacaleras”, concluyó la compañía en su comunicado.
RENTABILIDAD ÍNFIMA
Tras los últimos aumentos impositivos las cigarreras redujeron el margen de ganancia impulsando a muchas Estaciones de Servicio a discontinuar la venta al público o sumar un adicional al precio de venta.
Los estacioneros afirman que la bonificación del 4.7 por ciento no alcanza para cubrir los gastos de administración y recaudación: hacer el pedido, controlar al proveedor, trasladarlo al depósito, registrarlo en el sistema informático y colocarlo en la góndola.
Se suma además el costo laboral del personal necesario para su entrega al público, la diferencia entre el IVA débito y crédito, el impuesto a los Ingresos Brutos y el cargo bancario por depositar el efectivo. De ahí que la decisión de este producto se extiende cada vez más en el sector expendedor.
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