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El especialista Dr. Saleme Murad considera que les significaría un considerable ahorro de horas de personal y también incidiría en la disminución de la inseguridad que conlleva el transporte de valores. También debería incidir en el adicional por manejo de caja, o en cualquier adicional previsto en CCT que signifique manipulación de dinero por los playeros
En días pasados el Presidente del Banco Central de la República Argentina, Federico Sturzenegger, anunció que se está estudiando por ésa entidad la implementación de lo que llamó “cheque electrónico”, y que en síntesis, se trataría de un punto medio entre la digitalización de ése medio de pago y su soporte en papel, tal como se encuentra actualmente.
El tema no es nuevo, diríamos al contrario, es de vieja data. Se trata del “cheque digital”, que han implementado ya hace muchos años los países más desarrollados, a partir de la firma digital que sirve como elemento indispensable de seguridad del tracto comercial por internet.
Como el Central aún no lo ha reglamentado, no podemos opinar en concreto sobre la medida, sólo adelantar criterios en cuanto a que la digitalización de la operatoria bancaria siempre es beneficiosa para el Banco y para el cliente, en cuanto evita los mayores costos que irroga el almacenamiento de los valores, su traslado y custodia, y por supuesto, las pérdidas de valioso tiempo que insume la asistencia a la sucursal bancaria para efectuar los depósitos, soportando además largas colas.
Existen hoy algunas entidades bancarias argentinas que brindan un sistema parecido, aunque no ha sustituido aún al cheque con soporte papel. Se trata de la digitalización del cheque a partir de la captura de la imagen del formulario en papel, y su envío al Banco donde se encuentra abierta la cuenta corriente (tradicional), a través de una aplicación que se puede bajar incluso a un teléfono celular, tal como anuncia Sturzenegger.
El documento fotografiado “viaja” electrónicamente a la sucursal y se acredita, en los tiempos de clearing que sean pertinentes, en la cuenta del cliente. Los impuestos son los mismos, y las comisiones por estos trámites no son mayores a las habituales.
Para el Banco implica un descenso en el costo de personal tan significativo, que cada operación electrónica le resulta como máximo en un diez por ciento del cajero o personal humano.
A las Estaciones de Servicio, tan agobiadas hoy por los costos y la inseguridad, les significaría un considerable ahorro de horas de personal, y también incidiría en la disminución de la inseguridad que conlleva el transporte por los empleados de los valores que se entreguen en la empresa; aunque aún no se evitaría que los cheques en papel estén en poder de la administración de la estación de servicios. Una digitalización total en la operatoria de la estación de servicio (a lo que contribuye ésta medida anunciada por el BCRA) también debería incidir en el adicional por manejo de caja, o en cualquier adicional previsto en CCT que signifique el manejo de dinero por los playeros (llamado también “adicional por manejo de fondos” o similares), ya que se eliminaría casi totalmente el fallo o riesgo de caja y la responsabilidad por custodia y manejo de efectivo y valores; costo que no es menor para la empresa. Está claro que las empresas deberán implementar cursos de capacitación del personal para evitar inconvenientes por desconocimiento.
Lo que debería en realidad propiciarse, sería la total “despapelización” del cheque, de manera tal que sólo existiera en soporte papel si alguien decidiera imprimir el archivo digitalizado; pues con el sistema que actualmente existe, como decimos, no se evita que quien recibe el cheque en papel deba conservarlo y custodiarlo. Dado que no está aún reglamentado, lo que hoy existe es un sistema intermedio, que facilita pero no elimina totalmente los costos y problemas de la operatoria.
Si la implementación del sistema por el BCRA no incursiona en cuestiones más profundas, no habría cambios para el depósito de los valores directamente en las cuentas de las petroleras, lo que debería poder seguirse realizando sin inconvenientes; seguramente con nuevas modalidades.
Aclaremos además que aún en el caso de total digitalización del cheque (es decir, que directamente no exista soporte papel), ello no variaría el costo tributario actual (impuesto sobre créditos y débitos en cuenta corriente bancaria), que distorsiona seriamente los costos y operatoria de la Estación de Servicio, ya que su alícuota es absurdamente elevada en relación con el acotado margen de ganancia de la Estación, y atenta contra el uso mismo de la cuenta corriente bancaria, alejando la tan ansiada “bancarización” que persiguen todos los gobiernos.
Sería interesante que los asesores de las Cámaras que nuclean a las Estaciones de Servicio aprovechen ésta iniciativa del BCRA, para plantear al Gobierno el tema de la confiscatoriedad de la alícuota del Impuesto a los Débitos y Créditos, requiriendo, al menos, una alícuota diferencial de ése impuesto para el sector.
MARCELO A. SALEME MURAD
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