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Esta semana el Ministro de Energía, Juan José Aranguren, continuará las reuniones con los representantes de las distintas petroleras para pedirles que esperen hasta abril para actualizar los precios en surtidor. Para lograrlo, YPF debería funcionar de ancla. ¿Se compensará con menor carga impositiva?
Ya quedó claro que Aranguren no está de acuerdo en congelar los precios de las naftas y gasoil cuando se cruzó y fuerte como presidente de Shell en 2005 con el entonces presidente Néstor Kirchner. Por eso, se descarta que tome alguna medida para intervenir el mercado y por esa vía evitar que las refinerías actualicen sus productos, luego de una devaluación de más del 40 por ciento.
El funcionario prefiere ir por la vía del consenso. Les va a pedir apoyo a las destilerías para esta nueva etapa, aunque no lo dice, a sabiendas que los márgenes de los últimos años permiten esperar por lo menos la negociación paritaria. Hasta junio, manejaba con gran precisión la rentabilidad del sector y las cosas no han cambiado demasiado.
Evitar el impacto sobre la inflación es el pedido de los economistas del presidente Mauricio Macri y Aranguren debe responder en este plan en conjunto. La nafta a cerca de 20 pesos el litro, como se ubicaría de trasladarse el ajuste del tipo de cambio, generaría gran malestar social y afectaría la competitividad de la economía, sobre todo por la incidencia del gasoil. Ya es demasiado con la quita de subsidios a la energía eléctrica y el gas, entienden los funcionarios.
El tema es que Aranguren ya se comprometió ante las petroleras en el Día del Petróleo a mantener en el corto plazo el barril entre 61 y 75 dólares en la plaza local, para sostener la producción en los pozos. En consecuencia, no cuenta con esta herramienta para frenar la escalada, al menos en lo inmediato.
“No creo que alguna marca aumente porque sería arrancar de entrada con una pelea con el Gobierno”, analizan fuentes de la industria. Pero a la vez, los directivos van a solicitar alguna recomposición o paliativo, seguramente con reducción de impuestos. Consideran que el esfuerzo debe ser compartido entre operadores de petróleo, destilerías y el Estado.
Por otra parte, con precios congelados, YPF pone en juego su plan de inversiones en Vaca Muerta. Miguel Galuccio ya tiene demasiada preocupación sobre su continuidad como para hacerse problema por este tema. Pero internamente, en YPF, reconocen que es una inquietud.
A la vez, en YPF suponen que con las nuevas medidas macroeconómicas y señales que está dando el Gobierno a favor del mercado estimularán la llegada de capitales extranjeros, lo que podría suplir en parte la importancia de los recursos propios.
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