Expendedores suman esfuerzos para combatir la desnutrición infantil

Hay personas que entregan su vida para salvar la vida de los demás. Hay protagonistas activos de la realidad que no se quedan en la crítica estéril sino que demuestran sus ideales con obras. Abel Albino es uno de ellos.

Este intachable médico mendocino de 69 años es un optimista nato que estando en el año 1992 en Europa asistiendo a una clase de Biología Molecular, sintió el impacto de “ver esos países tan pequeños y tan poderosos y no dejaba de pensar en el nuestro, uno de los más ricos del mundo, tan empobrecido“. Ya no estaba feliz en el Viejo Continente y decidió regresar al país para ocuparse de la debilidad mental generada por el hambre.

Así, en 1993 decidió encarar en su ciudad, Mendoza, un proyecto con destino incierto, pero construido sobre una convicción profunda: “terminar la eterna guerra del hombre contra el hombre, e iniciar la guerra del hombre contra el hambre“. Hoy gracias a este proyecto que empezó sin medios materiales pero con mucha convicción, voluntad y entrega, miles de chicos han sido rescatados de la desnutrición en el país.

Se puede estar a favor o en contra de los pensamientos personales de Albino, pero de lo que no se puede disentir  es de los 65 centros de Conin en la Argentina, así como de los que hay en Paraguay, Perú y Gambia (África Ecuatorial) que demuestran día a día la eficacia para combatir la desnutrición infantil.

“Cada lágrima de felicidad derramada por una madre al advertir que su hijo pudo salir victorioso de la desnutrición, defienden mejor que nadie la labor que Albino hizo en este país. Desde AMENA decidimos trabajar hace 5 años con CONIN porque sus palabras hicieron eco en nuestros oídos y en nuestros corazones: no existen salvaciones individuales. O salimos todos o nos quedamos todos”, afirman desde la entidad

“Es hora de dejar de lado lo que no separa para ponernos a pensar en lo que nos une. La unión y el respeto serán el motor principal que forjarán un gran país”, agregaron sus directivos.

“Somos optimistas sobre el futuro y soñamos, como sueña Albino, con un país con igualdad de oportunidades para todos en donde los centros de CONIN sean convertidos en bibliotecas porque ya no habrá niño que lo necesite“, concluyeron los referentes de AMENA.