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Las compañías petroleras deben suplir con la importación la sostenida caída que la cuenca Neuquina, de calidad óptima para la producción de combustibles, ha evidenciado en los últimos 8 años. ¿Hacen falta nuevas destilerías?
Miguel Ryndycz, Manager de Nuevos Negocios de Energy Consulting Services, una de las empresas líderes en comercialización y consultoría de los mercados energéticos local y regional, analiza el panorama del sector, en un contexto de precios deprimidos a nivel internacional, consumo de combustibles con futuro incierto y ajustes del tipo de cambio.
¿En qué estado se encuentran las destilerías?
La capacidad actual de refinación de la Argentina es de 101.000 m3/d, distribuidos principalmente en 8 refinerías de mediana y alta complejidad con capacidad superior a 4.000 m3/d. Completan este parque otras instalaciones de menor porte y baja complejidad. De acuerdo a los datos estadísticos de la Secretaría de Energía, en lo que va del corriente año el promedio de utilización del parque nacional fue del 84 por ciento aproximadamente.
¿Hay crudos disponibles?
Los crudos que han sido procesados son primordialmente de producción local, siendo la mayoría originado en la cuenca Neuquina (45 por ciento), y de la cuenca del Golfo San Jorge en segundo término (43), completan el elenco la cuenca Cuyana (5), y finalmente la Austral y la Noroeste en ese orden de participación. Una pequeña proporción de crudo importado (de calidad similar al de la cuenca Neuquina, el más adecuado para las instalaciones nacionales) fue incorporado desde el año pasado. En 2015 la participación del petróleo importado fue de 2,5 por ciento, es decir unos 2100 m3/d.
Aun así, la Argentina exportó en lo que va de 2015 un equivalente a 5400 m3/d de crudo. ¿Cuál es la lógica de tal situación, donde se importa y exporta crudo al mismo tiempo? Sucede que los crudos pesados no pueden ser procesados en su totalidad en las instalaciones locales (y además la cuenca petrolera con mejor crecimiento interanual fue la del Golfo de San Jorge, precisamente donde se producen estos crudos), por lo tanto los mismos no tienen otro destino que el comercio internacional.
Los volúmenes de importación de crudo más livianos persiguen el objetivo de nivelar y equilibrar las dietas de las refinerías, supliendo parcialmente la sostenida caída que la cuenca Neuquina ha evidenciado en los últimos 8 años. Dicha caída parece haberse moderado y ha empezado a tender a cero. De hecho viene mostrando un crecimiento cercano a 1 por ciento en base interanual en los últimos meses. Este aporte nuevo son volúmenes provenientes del shale oil, donde los jugadores locales están aún generando conocimiento, tanto del comportamiento geológico como de la calidad del crudo obtenido.
¿Y el consumo en las estaciones de servicio? ¿Cómo se está moviendo?
La demanda de combustibles parece querer recuperar tímidamente en 2015 una caída sufrida en 2014 del orden de casi el 3 por ciento en gas oíl y 1 en naftas.
Pero las noticias pueden no ser del todo buenas, ya que es de esperar que en un marco de retraso cambiario, donde es esperable un ajuste del tipo de cambio, el precio de surtidor deba seguir al dólar para sostener los niveles de actividad en toda la cadena petrolera, frenando nuevamente el consumo.
Tenemos entonces una demanda interna quieta, y tal vez amenazada por un ajuste del tipo de cambio, una capacidad ociosa mayor al 10 por ciento de las instalaciones. También la necesidad de importar crudo liviano para balancear las dietas y un escenario de precios internacionales deprimidos (tanto de crudo como de derivados) que hace que sea mucho más barato que hace 1 o 2 años importar crudo, pero también Naftas y Gas Oil. Encima, aún no hay certezas de la constancia de los parámetros de calidad de los nuevos aportes de crudo shale.
En este escenario ¿habrá ampliaciones de las plantas?
Todo ello no parece conformar un escenario de inversión inminente en nueva capacidad de refinación. Parece tener más lógica en cambio para el corto plazo, una adaptación del parque de refinación para ampliar su aptitud y capacidad para el procesamiento de crudos pesados que hoy son exportados a muy bajos precios.
También se necesitan adaptaciones para adecuar calidad de Gas Oil Premium local y sustituir sus importaciones que algunas petroleras deben hacer por no poder encuadrar su producción local. De hecho, algunas empresas ya están trabajando con énfasis lo primero, aunque con menos entusiasmo tanto en lo segundo.
Será necesario esperar la llegada de inversiones masivas y sostenidas en Shale Oil, con su consecuente aumento en disponibilidad de crudo y sólido conocimiento de la calidad obtenida. Además un escenario de precios y demanda recompuestos harán que el horizonte muestre señales de necesidad de una nueva refinería.
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