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Con los últimos aumentos, los valores locales de las naftas y el gasoil tienen poco que envidiarle a los de España, Francia o Suiza. ¿Cómo se explica esta paridad? En el viejo continente descendieron 6 por ciento en un año mientras que Argentina escalaron en idéntico porcentaje. ¿Cuáles son las perspectivas para este año?
El último aumento de precio aplicado al precio de los combustibles, posicionó a la Argentina entre los países más caros del mundo. La comparación incluso, adquiere mayor relevancia si se toman en cuenta los valores de las naftas y el gasoil en el interior del país, que en algunas localidades son hasta un 20 por ciento más caras que en Buenos Aires.
Según informa el Boletín Petrolero de la Unión Europea, un reporte semanal que releva las pizarras de los países que integran ese bloque, las estaciones de servicio de Austria, Rumania, España o Polonia ofrecen sus productos al mismo importe que los surtidores autóctonos. Otros, como el caso de Holanda, Inglaterra o Suecia, aun mantienen una diferencia considerable de hasta tres pesos con los nuestros.
La principal razón de esta paridad se encuentra en lo sucedido con los precios durante el último año. En Europa la cotización del crudo resulta crucial en la conformación del importe final, y en este sentido su abrupta caída influyó de manera directa. Tal es así que actualmente el litro de nafta cuesta 6 por ciento menos que hace un año.
En Argentina, si bien por el mismo argumento en enero se dispuso una rebaja del 5 por ciento, los sucesivos aumentos registrados en 2014 así como los cuatro de 2015, hacen que el valor de los combustibles se ubique 7 por ciento por encima de ese registro.
En nuestro país las subas tienen su explicación en la necesidad de las petroleras de compensar los efectos de la devaluación oficial del peso frente al dólar. Es que el mayor componente de sus costos se debe a la compra de petróleo crudo, cuyo precio está dolarizado aunque se pague en pesos. Cada vez que cae el valor de la moneda local, las firmas necesitan de más pesos para hacerse del insumo.
En ese sentido las perspectivas para este año son poco alentadoras para el bolsillo de los automovilistas. La previsión de las compañías establece un escalamiento del 15 por ciento para fin de 2015, recortando la brecha con los países del viejo continente y, para preocupación de los expendedores, profundizando aun más la baja del consumo.
No veo porque los precios NO deban equipararse con los europeos. Ya no tenemos autoabastecimiento de petróleo ni de gas y estamos importando petróleo, gas y combustibles a precios internacionales. Tener precios similares a los internacionales es necesario para invertir en desarrollo de reservas, no sólo no convencionales, sino exploratorias, de recuperacion asistida, perforacion infill y todos los sistemas para transformar recursos en reservas y reservas en producción.
Durante muchos años tuvimos precios más bajos que los internacionales, pero eso se acabó. Y refiriéndonos a subsidios a los combustibles, hay otros subsidios más importantes que subsidiar naftas.
Tendremos que recurrir a medidas conocidas pero no aplicadas localmente, como compartir el uso del auto, optimizar viajes, manejar concientemente para disminuir el consumo,usar transporte público,etc.
No hay opciones para mantener la nafta a precios subsidiados, porque eso implica bajar los precios del crudo nacional a extremos en los que producir no es rentable, ni para YPF ni para los concesionarios privados.
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