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A través de una Resolución se estableció la pérdida de los beneficios tributarios mientras el precio interno de refinería sea superior al valor internacional. “El importador se favorecía comprando afuera más bajo y vendiendo en el mercado local más caro, aparte quedarse con los impuestos de la exención”, explica el ex Secretario de Energía Daniel Montamat.
El Gobierno nacional dispuso corregir una distorsión que les deparaba millonarias ganancias a los importadores de combustibles. A través de la Resolución 34/2015 de la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas, publicada en el Boletín Oficial, se estableció que si “la paridad promedio mensual de importación del gasoil, diésel oil y naftas sin impuestos, a excepción del IVA, no es inferior al precio de salida de refinería“, las empresas no estarán exentas de abonar los impuestos correspondientes al expendio de combustibles.
Además, la Comisión anuló la facultad de importar siete millones de metros cúbicos de gas oil y diésel oil y un millón de metros cúbicos de nafta, que habían sido autorizados por la ley de Presupuesto Nacional 2015. La medida, según explica la normativa, obedece a la caída del precio internacional del crudo de un 45 por ciento a principios de 2015, frente a los valores de octubre de 2014.
La decisión de las autoridades de eximir de impuestos a los combustibles adquiridos en el exterior se fundó en suplir la escasez en momentos que la demanda interna superaba ampliamente la producción manteniendo precios razonables en un contexto internacional adverso. En efecto, el precio promedio del barril de petróleo crudo West Texas International (WTI) era, para el mes de octubre de 2014, de 84 dólares presentando para los primeros días del mes de enero del año 2015 una caída de aproximadamente 45 por ciento.
“Ello derivó en la caída de los precios de los productos obtenidos a partir de su refinación, obteniendo como resultado para los primeros días del mes de enero del presente, una reducción aproximada del 42 por ciento del precio de la nafta y del 39 del precio del gas oil”, sostiene la ordenanza.
La medida cosechó el apoyo de habituales críticos de la actual gestión. El ex Subsecretario de Combustibles, Cristián Folgar, consideró “razonable” que no desgraven impuestos a las Naftas o Gas Oíl importado, porque hoy el precio internacional es muy inferior al del mercado local. “Si se mantuviera el subsidio convendría importar combustibles terminados en lugar de producirlos. Lo cual no tiene sentido”, analizó.
Para el ex Secretario de Energía de la Nación, Daniel Montamat, es una decisión “correcta” porque si no el importador se beneficiaría de comprar afuera más bajo y vender en el mercado local más caro, aparte quedarse con los impuestos de la exención.
No obstante señala que ahora el beneficio se reduce a lo mismo pero pagando impuestos. “Incentiva a importar y a refinar menos localmente; todo esto distorsiona más la operación normal de los mercados de combustibles”, cuestionó.
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