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Si los precios no se modifican en lo que resta del año, la nafta súper habría totalizado una suba del 33.67 por ciento (medido en las bocas de la petrolera estatal), dos puntos por encima de lo sucedido en 2013 cuando las pizarras de las estaciones de servicio se congelaron por seis meses. Podría darse incluso el hecho inédito de que bajen
Allá por abril de 2013, el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dispuso el congelamiento por seis meses de los precios de todos los combustibles líquidos bajo amenaza de aplicar la Ley de Abastecimiento a quien no acatase la medida. Lo hacía a través de la resolución 35, en la que se explicaba que se tomaría como referencia el valor máximo de los valores alcanzados el día anterior a su publicación en el Boletín Oficial.
A pesar de esa decisión arbitraria y reñida con la desregulación del mercado, ese año las pizarras de las estaciones de servicio de la petrolera estatal ubicadas en los límites de la Ciudad de Buenos Aires promediaron subas cercanas al 30 por ciento, siendo la nafta de mayor octanaje la que lideró la trepada.
La súper, referencia obligada para los automovilistas por ser la más consumida en los surtidores, escaló durante ese período 31.35 por ciento, mientras que el Diesel lo hizo en un 30.27 por ciento.
La devaluación del peso conque amaneció 2014 modificó la estructura económica de los combustibles. Mes a mes los precios fueron marcando un nuevo techo hasta que en septiembre, motivada por el freno del consumo y la baja del crudo en el contexto internacional, el alza se tomó un respiro que según se estima se mantendrá hasta los últimos días del año.
En definitiva, si los valores no se modifican en lo que resta de 2014, la nafta súper habría totalizado desde enero una suba del 33.67 por ciento, dos puntos por encima de lo sucedido en 2013, el gasoil, 33.25 y la Premium 34.23 por ciento.
En cuanto a lo ocurrido en los surtidores respecto a otros indicadores de la economía, el aumento igualó la inflación medida por el INDEC y superó la crecida del dólar oficial. No obstante estuvo muy por debajo del costo de vida auditado por organizaciones no oficialistas que ubican este índice por encima del 40 por ciento interanual.
¿Podrían bajar?
El presidente de Shell, Juan José Aranguren, descartó un nuevo incremento en el precio de los combustibles en lo que resta del año si no hay una nueva devaluación del peso y aseguró que hasta podrían bajar si se añaden nuevos retrocesos del valor del crudo en el mercado internacional.
En declaraciones al medio BAE, el CEO de esa petrolera admitió que la compañía es una de las más aventajadas por la actual estrategia oficial de precios, que habilitó incrementos mayores en los carburantes que el petróleo, su principal insumo.

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