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Debido a la crisis que atraviesa el sector por el peso de las importaciones consideran que es imprescindible armar una estructura de Estado abocada exclusivamente a resolver estos problemas. No están de acuerdo en que las decisiones sean tomadas desde otras áreas de Gobierno.
Gerardo Rabinovich, directivo del Instituto Argentino de la Energía (IAE) “General Mosconi” entiende que llegó el momento para la formación de un Ministerio de Energía, como existe en otros países del mundo. Son muchos los fundamentos, pero prefiere empezar por los que están jaqueando la macroeconomía: “un sector donde los subsidios ya pesan 3.4 por ciento del PBI y las importaciones superan los 10.000 millones de dólares, tiene una gran importancia estratégica y debe ser manejado con especial atención”.
En la actualidad, Rabinovich cuestiona que “la Secretaría de Energía es un anexo del Ministerio de Economía”. Sostiene que “no tiene poder de decisión” y que en definitiva las grandes políticas parten de la cartera que comanda Axel Kicillof, o en su defecto, del Ministerio de Planificación Federal, con Julio De Vido a la cabeza.
“El arquitecto De Vido vino de la nada y manejó durante años el rubro. La decisión política es generar una estructura de gobierno que se dedique específicamente a la actividad. Y no a los caminos, telecomunicaciones, porque entonces tiene la cabeza dividida en varios temas”.
Sin embargo, Rabinovich sólo ve viable el desarrollo de un nuevo ministerio luego del recambio de autoridades. “En 2016 sería necesario, en otro contexto, con otro Gobierno y otro planteo estratégico. Pero todo va a depender de las prioridades”, explica.
En su óptica “el oficialismo no tiene esa vocación porque no entiende el problema, no tiene la gente idónea, no cree en soluciones que se le pueden aportar, y por muchas razones de la política”. Pensar una medida de este tipo en la actualidad no tiene pies ni cabeza, para el experto “una estructura nueva, sin recurso humano y estrategia a la vista. ¿Para qué sirve?”, fundamenta.
Contar con un organismo que disponga con recursos y vinculación directa con todos los actores que participan de la industria – petroleros, energías renovables, distribuidoras, camioneros, estaciones de servicio, centrales de generación, etc – crearía herramientas más sólidas para encontrar soluciones al déficit energético que sufre el país, que este año se estima en 14.000 millones de dólares.
Estoy totalmente de acuerdo con Gerardo Rabinovich. Sobre manera después de haber “sufrido” desde adentro las consecuencias de que eso no fuera así. En el año 2004 hicimos un informe con una Comisión conformada por técnicos de diverso pensamiento político y llegamos a la conclusión de que lo mejor era la creación de un Ministerio de Energía y Minería. Se anexa Minería porque, por un lado, es así en muchos lugares del mundo y, además, porque no se agranda demasiado la estructura burocrática ya que ambas Secretarías ya existen en la actualidad, siendo necesario anexar solamente un área ministerial. El estudio terminó en un cajón con gran enojo del Ministro en ejercicio. Se puede agregar que en la última década se han dado opiniones energéticas desde todos los ámbitos gubernamentales: el Ministro del área, lógicamente, tiene su derecho, pero si buscan en archivos van a encontrar opiniones del Jefe de Gabinete, Ministro del Interior, Secretarios de la Presidencia y, últimamente, la incursión de la totalidad del Ministerio de Economía y Finanzas primero a través de la Comisión del Decreto 1177 y, ahora, directamente con la ocupación de los respectivos puestos orgánicos. Conclusión: la única manera de tener una sola opinión en la materia, sin interferencia de otros Ministros es teniendo otro Ministerio.
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