Para el mercado argentino de combustibles parece que el tiempo no pasara. Si bien se produjeron cambios de hábitos y hasta de marcas, las preferencias de los automovilistas por una u otra empresa se conserva inalterable a través de los años.

Desde hace una década YPF se mantiene al tope de los despachos al público. Fue variando su aceptación entre los consumidores pero siempre bajo su condición de líder. Según datos de la Secretaría de Energía, en 2004 el market share de la nafta súper alcanzaba el 44 por ciento mientras que en la actualidad ostenta el 60.

Diez años atrás no existía el diesel Premium, solo se comercializaba la variedad grado 2. En esa época, cuando la petrolera era gestionada por Repsol, se adueñaba del 51 por ciento del volumen expendio, el mismo índice que en 2014 pero sumando ambas calidades. En la Nafta Ultra, en tanto, saltó del 53 al 61 por ciento.

En julio de 2004, al igual que ahora, Shell ocupaba el segundo puesto de ventas en estaciones de servicio con un posicionamiento (16.4 por ciento) muy similar al del presente (16.9). Esso –hoy AXION energy- era y es la dueña del tercer lugar, mientras que Petrobrás se instalaba en el cuarto, ubicación que hoy disputa con Oil Combustibles, compañía que le compró la mitad de las bocas de expendio.

Las variables económicas de estos años, no obstante, transformaron algunos aspectos relacionados con la predilección de los clientes. Por el precio más bajo de sus combustibles, de los surtidores de YPF hoy salen 6 de cada 10 litros que se venden en el país. No es una decisión solo comercial, la petrolera estatal necesita de ese caudal para sostener la búsqueda del autoabastecimiento energético en sus yacimientos no convencionales.

Como puede observarse el posicionamiento de las marcas no se modificó aunque si quienes integran el mercado. Ya no están ni Combustibles Argentinos, ni Refinería San Lorenzo, ni Sualier, ni Rutilex; tan solo ocho firmas sobreviven para competir en este segmento.