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En Formosa y Misiones, provincias que están sobre la frontera con Brasil y Paraguay, cayeron las ventas en las estaciones de servicio debido a que para los consumidores extranjeros no es atractivo cruzar el puente, ante la mínima diferencia que encuentran con los surtidores locales.
Históricamente ocurrió que automovilistas de países limítrofes se acercaban a las bocas de expendio instaladas en las localidades de frontera para completar el tanque, debido a que en Argentina siempre se conseguía a un costo más bajo, que en ocasiones llegaba hasta un 50 por ciento.
En la década pasada esta situación se observaba con frecuencia, cuando la actual administración se preocupaba por contener los aumentos en las pizarras. Producto de esta lógica, en las provincias limítrofes se generaban colas de autos con patente extranjera que se extendían por cuadras.
Sin embargo, las cosas cambiaron en los últimos tiempos, luego de que las petroleras ajustaran los productos a un ritmo del 40 por ciento anual. Farúk Jaláf, presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio y Afines del Nordeste (CESANE) indicó a surtidores.com.ar que “en estos momentos se vende mucho menos” volumen que años anteriores.
El empresario del NEA sostiene que el aluvión de turistas sedientos de combustible varía “todas las temporadas según el tipo de cambio”, también en función de los valores que ubiquen las marcas al público. Si bien se devaluó la moneda a principios de año, gran parte este ajuste fue absorbido por la inflación.
En su tierra, Misiones, Jalaf indicó que la nafta súper en los puestos de YPF – la más accesible al bolsillo – se ofrece a $13.19 el litro, la Premium a $14.20, el gasoil grado 2 a $11.55, cifras muy por encima del centro y sur del país. Por citar un ejemplo, en Neuquén, la misma variedad cuesta $11.89.
El resto de las empresas que operan en la zona, mientras tanto, no pueden separarse de la referencia de la petrolera estatal, explica Jalaf: “han tenido que achicar la diferencia para mantener la participación de mercado”.
En esta región señala que el agro y la industria no atraviesan un buen momento, como consecuencia de las inundaciones. Más de 6.000 personas fueron evacuadas por las crecientes de los ríos Iguazú y Uruguay, y afluentes.
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