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El 10 de noviembre la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) cumple 50 años de trayectoria institucional, defendiendo los intereses de las estaciones de servicio. ¿Qué balance realizan los directivos?
Cuando se le pregunta por CECHA, Oscar Díaz, presidente durante el período 2011-2015, actualmente Secretario, se sonríe: “fui presidente el 8 por ciento de su historia”. Lo dice con orgullo, viniendo desde su Chaco natal. “Me siento honrado de haber presidido la entidad”.
¿Cuáles fueron las principales enseñanzas? Estar como representante asegura que “es muy distinto a ser expendedor”. En principio, como operador de YPF, tuvo que interiorizarse de la realidad del resto de las banderas. “Los problemas no incumben a todos de la misma manera. Cada marca tiene sus particularidades y como dirigente hay que interpretar esas necesidades”, explica.
“Tenemos realidades muy distintas según la forma y el lugar en que opere la estación. Como dirigente uno tiene que tratar de abarcar a todos”, entendió al comienzo de su gestión.
Díaz reconoce que lleva mucho tiempo y esfuerzo, sobre todo cuando Buenos Aires queda lejos de casa. “Evidentemente, cuando uno se toma en serio la actividad gremial empresaria, cambia la vida, en el sentido que implica relegar intereses personales para poder gestionar. Hay que lograr un equilibrio”, explica.
Además, se viven momentos complicados, que no siempre terminan con palmadas y sonrisas. “Cuando las cosas salen bien nadie te felicita y si algo no funciona como se esperaba se reciben críticas”, expresa. Pero entiende que “son las reglas del juego” y las acepta.
Su etapa como presidente de CECHA, recuerda que estuvo marcada por abruptas transformaciones: “A mí me tocó pasar de un escenario a otro. Cuando asumí por primera vez la presidencia de Cecha, YPF era manejada por el Grupo Eskenazi, teníamos problemas de abastecimiento y precios de los combustibles retrasados. Hoy es totalmente distinto. YPF está administrada por el Estado, hay precios razonables y stock disponible”.
Por eso, el empresario de Resistencia sostiene que “es una adaptación constante”, que va de la mano con la situación económica y política. Los 50 años de CECHA navegaron por cambios estructurales: liberalismo extremo, fuerte intervencionismo estatal, mercados regulados y desregulados, apertura y cierre de estaciones, sólo por citar algunos de ellos.
De cara al futuro, Díaz tiene en claro cuál es el desafío institucional, que hoy encabeza Carlos Gold, su par de Corrientes y actual presidente de la entidad, a quién valora y aprecia: “aspiramos a que algún día Cecha pueda unificar la representación de todo el sector a nivel nacional y de esta manera podamos llevar adelante una estrategia única en defensa de nuestros intereses. Es una meta que va a llevar tiempo”.
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