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El empresario Hugo Cavallero festejó un nuevo aniversario de la mítica esquina de Ramón Franco y Polonia de Avellaneda. Asegura que en todos estos años, este es el momento más duro que le ha tocado transitar. ¿Cuáles fueron los mejores?
Hugo Cavallero es una institución dentro del sector de expendedores de Argentina. Actualmente ocupa la vicepresidencia de FECRA. El jueves de la semana pasada, rompió la cuarentena estricta que cumple en su casa para ir a festejar el 47° aniversario de la YPF que tiene en la esquina de Ramón Franco y Polonia, en la localidad bonaerense de Avellaneda. “Fue un día muy especial”, justifica.
Ante la consulta de surtidores.com.ar sobre su balance de tantos años de recorrido en este nicho, el empresario sopesa: “Tengo más alegrías que sinsabores”.
Cavallero pasó buena parte de su vida adentro de esa boca de expendio, donde forjó relaciones de todo tipo y cosechó amistades. “Son tres generaciones que me viene a cargar combustible, que son los abuelos, los hijos y los nietos”, dice de su clientela.
Ahora bien, ¿qué fortalezas debe tener un estacionero para ser próspero en el rubro? “Lo primero que les diría a los que se están iniciando en el sector fue lo que me dijeron a mí en mí primer día: ‘Tenés que asumir que vas a agarrar un negocio que está las 24 horas del día abierto los 365 días al año’”, advierte.
Pero aclara: “No es que tenés que estar las 24 horas trabajando; pero sí estar pendiente”.
“No te podés relajar, en el buen sentido. Yo siempre le digo a mi hijo que cuando empecé, no lo pude disfrutar sus primeros 2 o 3 años porque me absorbió el trabajo. Es un negocio donde sabes cuándo llegas pero no cuándo te vas”, explica.
Reconoce que en esos momentos trabajaba 14 horas por día, “incluido los domingos”, asegura. Pero señala que al quinto año, cuando organizó el negocio, relajó la cantidad de horas. Ahí la clave: estar pendiente pero no todo el día adentro.
“Los sábados, en lugar de trabajar hasta después de las 8 (de la noche), me empecé a quedar hasta las 2 (de la tarde). Y mis hijos le doy esa enseñanza, que si se van a quedar después de las 5 (de la tarde) en la estación, se terminó”, alecciona Cavallero, como quien sugiere que se dediquen a otra cosa.
Como segundo consejo, el dirigente de FECRA comparte: “es necesario saber qué significa una Estación de Servicio y darle un buen servicio al cliente”.
“Nosotros tenemos una consigna: ‘auto que venga, tenés que atenderlo bien. Por más que quiera ir al baño o a preguntar una calle o cargar combustible. Y lo mismo si viene un Fiat 600 o un Mercedes Benz; es exactamente lo mismo uno y otro, porque la plata vale lo mismo”, agrega.
Como tercer consejo para que una expendedora funcione, Cavallero destaca “la constancia”. “Hay que estar”, afirma.
“Estar al tanto de lo que pasa y tener al personal bien pago”, suma. “Es muy importante tener un buen equipo de trabajo. Tuve la suerte de tener a cinco personas que se jubilaron conmigo y la convivencia de todos los días es muy importante”, indica.
Finalmente, el estacionero aconseja reinvertir la ganancia en la Estación de Servicio. Cuenta que a su boca de expendio de Ramón Franco y Polonia la remodeló 5 veces en estos casi 50 años. “Es importante estar equipado; tener lo que necesita el negocio”, asegura.
A modo de resumen, destaca: “Van a aparecer todas las crisis y la Estación de Servicio, si vos la tenés bien, siempre va a trabajar”.
MOMENTOS DUROS Y MOMENTOS DULCES
Cavallero, sin dudarlo, señala que la que estamos viviendo es la peor época que ha visto desde que se inició en el negocio de expendio de combustibles. “Inclusive peor que en el 2001”, manifiesta.
“En el 2001 lo malo era que la gente estaba sin trabajo, pero dentro de todo la estación se defendía”, explica, al tiempo que recuerda que los pagos con cuasimonedas, como los ‘patacones’ y las ‘lecop’, hacían “muy difícil las operaciones”.
Así y todo, “ahora, con todo esto, estamos peor que nunca”, compara. Y redondea: “Arañamos el fin de mes con la ayuda del ATP”.
En contraposición, respecto a la mejor etapa, Cavallero advierte que su posición no estará ligada a una cuestión de afinidad política sino a la bonanza del negocio.
“La mejor época fue desde el 92 hasta el 96, 97, durante la primera presidencia de (Carlos) Menem y un poco de la segunda”, opina.
“Era un país dolarizado, más ordenado con un peso-un dólar. Ahí compré mi casa y terminé con todas las deudas que venía arrastrando por invertir en la estación. Además en el 94 pude poner otra Estación de Servicio”, justifica.
Y agrega dentro de los mejores momentos al mandato de Néstor Kirchner y parte del de Cristina Fernández. “Habían buenas bonificaciones, buenas ventas. Y eso duró desde el 2003 hasta el 2007, 2008”, reconoce el empresario.
LA MEJOR GESTIÓN DE YPF
Para Cavallero, José Estenssoro fue el mejor presidente que tuvo YPF en su haber. “Vino a transformar la compañía y la transformó”, resalta con orgullo el dirigente de FECRA.
Estenssoro estuvo al frente de la petrolera nacional entre 1991 y 1995, año en que se produjo su fallecimiento en un accidente aéreo en Ecuador. En ese período la compañía alcanzó niveles récord de producción y exploración.
“Hizo un cambio fundamental para las Estaciones de Servicio”, reconoce Cavallero y destaca: “Sacó a YPF del último orejón del tarro y la puso primera de todas”.
Confía que como expendedor lo conoció en reuniones y hasta compartió un almuerzo. “Él convocaba a referentes de ciertas zonas y nos preguntaba qué problemas teníamos. A las 48 horaS tomaba medidas para resolverlo”, recuerda.
Cuenta que durante su gestión se creó Serviclub y el consignado (sistema contractual entre YPF y sus operadores); “muchas de las cosas que se aplican hoy”, subraya.
En ese sentido, Cavallero explica que el diseño que hoy luce YPF se creó en esa época. “Un adelantado; fue lo mejor que le pudo ocurrir a la compañía desde los años que yo estoy”, cierra el expendedor con casi 50 años en el rubro.
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