Según datos difundidos recientemente por el ENARGAS, en Febrero la conversión de vehículos a GNC trepó 18 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. La estadística señala que fueron 10.124 las unidades que se pasaron a gas, poco más que el mes anterior si se considera que enero cuenta con 31 días.
Sin embargo, el parque circulante retrocedió 11.000 rodados, sumando en la actualidad 1.673.942, pese que el GNC cuesta la mitad que un litro de nafta. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la súper vale en YPF $38.67 y la premium, $44.62.
Ante este escenario, ¿porque los automovilistas no se vuelcan de lleno al combustible gaseoso? Pedro Gónzalez, vicepresidente de la Cámara de Expendedores de GNC afirma inicialmente que no está muy de acuerdo con los números oficiales. “Nosotros hicimos una experiencia piloto en algunas estaciones y comprobamos que un alto porcentaje de los autos que cargaban no estaban registrados en el sistema a pesar de tener la oblea en condiciones”, explica.
Incluso admite que hay más vehículos en los surtidores. “No es un dato preciso pero si vale como muestreo, noto mayor afluencia y también mis colegas”, precisa el directivo de la CeGNC.
“Es que el ahorro es muy importante” sostiene González. “Un automóvil que recorre 1.500 kilómetros por mes economiza más de $ 35.000 por año, en este contexto de crisis que estamos viviendo es una cifra considerable”, indica.
No obstante reconoce que el impulso sería mayor si las terminales lanzarían los modelos a GNC de fábrica. “Es una medida necesaria ya que la gente confiaría mucho más en el gas”, puntualiza. “En Europa las terminales lo están haciendo y los lanzamientos son un éxito, es inexplicable que acá, con la recesión que están atravesando todavía no recurran a esta alternativa”, concluyó el dirigente empresario.